ESTRENO EN GIRA. José María Muscari habla de “Pirañas”, versión de “Speed the plow”, de David Mamet, obra que propone una mirada al mundo del espectáculo, y en la que comparte escenario con Gerardo Romano y Carolina Papaleo. La obra se presenta mañana y el sábado , en el Teatro Nacional Rosario, de Córdoba al 1300
Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición del 1º de octubre)
Un trío de actores que les ponen el cuerpo a los personajes que enfrentan, y un texto afilado, irónico y provocador, suelen ser garantía de calidad y entretenimiento. Algo de eso pasa con la versión criolla de la elogiada obra Speed the plow, del dramaturgo y guionista norteamericano David Mamet (Oleanna, American Buffalo, Glengarry Glen Ross, premio Pulitzer 1984), estrenada en la argentina como Pirañas que, protagonizada por Gerardo Romano, Carolina Papaleo y José María Muscari, bajo la dirección de Marcelo Consentino, se presentará mañana a las 21.30, y el sábado a las 21, en el Teatro Nacional Rosario (Córdoba 1331).
La voracidad del mundo de los negocios vinculados al espectáculo, y sus excentricidades, del mismo modo que sus miserias más extremas, son pintadas con la agudeza que distingue a Mamet en esta obra que se dio a conocer en los Estados Unidos en 1988, de la mano de actores como Madonna, Kevin Spacey, Jeff Goldblum y William H. Macy, entre otras figuras.
A través de este texto, queda al descubierto la naturaleza despiadada del mundo hollywoodense y la industria del cine, a partir del vínculo de dos productores que se ven desestabilizados frente a la presencia de una secretaria temporaria de, al menos, ribetes particulares.
Según se adelanta, “Romano se pone en la piel de Daniel Gold, un productor exitoso que tendrá en sus manos la película más prometedora del año, mientras que Muscari es Charlie Fox, su discípulo, y quien le traerá al actor del momento. Serán felices, contarán dinero a cuenta y estarán en la cima del mundo, claro que todo cambiará cuando Karen (Papaleo) llegue a sus vidas”.
“Es una obra que tiene un recorrido internacional muy probado, y creo que en parte tiene que ver con Mamet, que escribe increíble, y que como nadie, trabaja niveles de ironía inusitados. Con esta obra, el autor plantea una crítica despiadada acerca de lo que pasa en el mundo del espectáculo y el entretenimiento puertas adentro, Pirañas reflexiona muy fuertemente sobre todos estos temas”, relató a El Ciudadano el actor y director José María Muscari, quien además expresó: “Aquellos que me conocen, saben que tengo un recorrido dentro del teatro comercial como director, más allá de que vengo del under, pero acá vuelvo a subirme a un escenario como actor en una obra de corte comercial, dado que antes siempre había actuado dentro del circuito alternativo”.
Con relación al elenco, el actor disparó: “Para mí, el hecho de que en el espectáculo esté Gerardo Romano, era un condimento muy particular, porque es un actor con mucha experiencia en escena pero que mantiene intacto su nivel de riesgo. Además, ya era alguien conocido para mí porque lo dirigí en la obra En la cama, hace dos años. Por este motivo, la presencia de Romano en Pirañas era muy ordenadora, porque me identifico muchísimo con su modo de trabajo y su calidad como artista. Creo que eso me llevó a acepar la propuesta, porque además es un texto bastante diferente a los que yo suelo dirigir o a los que escribo. Creo que hay mucha gente que fue a ver la obra por Romano o Carolina y también por el autor, y se encontraron con un Muscari en una faceta diferente a las ya conocidas”.
El título original (Speed the plow) se deriva de una antigua frase inglesa de la agricultura que fue utilizada para otorgar la buena suerte y “un arado rápido y rentable”. Al respecto, Muscari comentó: “Es una metáfora sobre aquello que significa entretener y lo que implica darle algo más artístico al espectador, es una problemática que la obra pone en duda todo el tiempo; yo siento que, de algún modo, el espectáculo dialoga con la realidad con la que día a día nos enfrenta, por ejemplo, la televisión, donde las personas se arrancan las vísceras por un punto más de rating. De alguna manera, Mamet toma el paradigma del universo del cine, pero es algo que es aplicable a mundos más cercanos”.
Respecto del conflicto sobre el cual confluyen los mundos de estos personajes, el actor, que por estos días tiene tres obras en cartel en Buenos Aires (El anatomista, Escoria, Feizbuk), detalló: “Son tres personajes, dos productores de cine y una secretaria temporaria de una oficina de producción, que están discutiendo la posibilidad de hacer una película. En el medio de las discusiones empiezan a aparecer valores fundamentales del mismo modo que las perversiones que tenemos todos los seres humanos cuando queremos conseguir algo determinado. De este modo, empiezan a jugar el amor, el sexo y las conveniencias, y son personajes que no se privan de nada a la hora de conseguir aquello que desean”.
Un trío de actores que les ponen el cuerpo a los personajes que enfrentan, y un texto afilado, irónico y provocador, suelen ser garantía de calidad y entretenimiento. Algo de eso pasa con la versión criolla de la elogiada obra Speed the plow, del dramaturgo y guionista norteamericano David Mamet (Oleanna, American Buffalo, Glengarry Glen Ross, premio Pulitzer 1984), estrenada en la argentina como Pirañas que, protagonizada por Gerardo Romano, Carolina Papaleo y José María Muscari, bajo la dirección de Marcelo Consentino, se presentará mañana a las 21.30, y el sábado a las 21, en el Teatro Nacional Rosario (Córdoba 1331).
La voracidad del mundo de los negocios vinculados al espectáculo, y sus excentricidades, del mismo modo que sus miserias más extremas, son pintadas con la agudeza que distingue a Mamet en esta obra que se dio a conocer en los Estados Unidos en 1988, de la mano de actores como Madonna, Kevin Spacey, Jeff Goldblum y William H. Macy, entre otras figuras.
A través de este texto, queda al descubierto la naturaleza despiadada del mundo hollywoodense y la industria del cine, a partir del vínculo de dos productores que se ven desestabilizados frente a la presencia de una secretaria temporaria de, al menos, ribetes particulares.
Según se adelanta, “Romano se pone en la piel de Daniel Gold, un productor exitoso que tendrá en sus manos la película más prometedora del año, mientras que Muscari es Charlie Fox, su discípulo, y quien le traerá al actor del momento. Serán felices, contarán dinero a cuenta y estarán en la cima del mundo, claro que todo cambiará cuando Karen (Papaleo) llegue a sus vidas”.
“Es una obra que tiene un recorrido internacional muy probado, y creo que en parte tiene que ver con Mamet, que escribe increíble, y que como nadie, trabaja niveles de ironía inusitados. Con esta obra, el autor plantea una crítica despiadada acerca de lo que pasa en el mundo del espectáculo y el entretenimiento puertas adentro, Pirañas reflexiona muy fuertemente sobre todos estos temas”, relató a El Ciudadano el actor y director José María Muscari, quien además expresó: “Aquellos que me conocen, saben que tengo un recorrido dentro del teatro comercial como director, más allá de que vengo del under, pero acá vuelvo a subirme a un escenario como actor en una obra de corte comercial, dado que antes siempre había actuado dentro del circuito alternativo”.
Con relación al elenco, el actor disparó: “Para mí, el hecho de que en el espectáculo esté Gerardo Romano, era un condimento muy particular, porque es un actor con mucha experiencia en escena pero que mantiene intacto su nivel de riesgo. Además, ya era alguien conocido para mí porque lo dirigí en la obra En la cama, hace dos años. Por este motivo, la presencia de Romano en Pirañas era muy ordenadora, porque me identifico muchísimo con su modo de trabajo y su calidad como artista. Creo que eso me llevó a acepar la propuesta, porque además es un texto bastante diferente a los que yo suelo dirigir o a los que escribo. Creo que hay mucha gente que fue a ver la obra por Romano o Carolina y también por el autor, y se encontraron con un Muscari en una faceta diferente a las ya conocidas”.
El título original (Speed the plow) se deriva de una antigua frase inglesa de la agricultura que fue utilizada para otorgar la buena suerte y “un arado rápido y rentable”. Al respecto, Muscari comentó: “Es una metáfora sobre aquello que significa entretener y lo que implica darle algo más artístico al espectador, es una problemática que la obra pone en duda todo el tiempo; yo siento que, de algún modo, el espectáculo dialoga con la realidad con la que día a día nos enfrenta, por ejemplo, la televisión, donde las personas se arrancan las vísceras por un punto más de rating. De alguna manera, Mamet toma el paradigma del universo del cine, pero es algo que es aplicable a mundos más cercanos”.
Respecto del conflicto sobre el cual confluyen los mundos de estos personajes, el actor, que por estos días tiene tres obras en cartel en Buenos Aires (El anatomista, Escoria, Feizbuk), detalló: “Son tres personajes, dos productores de cine y una secretaria temporaria de una oficina de producción, que están discutiendo la posibilidad de hacer una película. En el medio de las discusiones empiezan a aparecer valores fundamentales del mismo modo que las perversiones que tenemos todos los seres humanos cuando queremos conseguir algo determinado. De este modo, empiezan a jugar el amor, el sexo y las conveniencias, y son personajes que no se privan de nada a la hora de conseguir aquello que desean”.
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