“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




sábado, 2 de octubre de 2010

Momentos de introspección





TEATRO. El creador teatral local Cacho Palma habla del espectáculo “El otro camino... y un solo fuego”, que esta noche y mañana se presenta en la sala Arteón, de Sarmiento al 700, y que se revela como un viaje por el universo femenino que emprende en escena la actriz y cantante Myriam Cubelos, con quien el director comenzó su carrera


Por Miguel Passarini (publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición del 2 de octubre)
Algo más de 30 años pasaron desde que la emblemática obra teatral ¿Cómo te explicó?, un alegato en favor de la adolescencia que dirigió Chiqui González en medio de la mayor atrocidad de la última dictadura militar, unía a los artistas locales Cacho Palma y Myriam Cubelos. El tiempo pasó en paralelo con la amistad y el respeto mutuo, y quizás a partir de allí la unión se dio naturalmente. El resultado es ahora El otro camino... y un solo fuego, propuesta que cuenta con la interpretación de la cantante y actriz Myriam Cubelos, bajo la dirección de Cacho Palma, que se presentará esta noche a las 22, y mañana a las 20, en la sala Arteón (Sarmiento 7787), colectivo artístico donde ambos dieron sus primeros pasos en materia teatral.
“Un solo fuego me viene del centro, se irradia, contagia, provoca, estremece y apunta decididamente. Estallo en pedazos y convoco esta noche a todas las mujeres que me habitan. Descargo y proyecto mi luz, buscando la huella, siendo siempre otra y a la vez la misma: la que sueña, dibuja y crea surcos, en el otro camino”, adelanta el profuso parte de prensa del espectáculo que además se completa con el aporte de los músicos Juancho Perone, Marcelo Stenta, Sandra Corizzo, Adrián Charras, Carlos Goldfeld, Martín Sosa y Mario Hugo Sosa; con la asistente de dirección de Mara Campanini, escenografía de Piero Arsanto y Cristian Ayala; vestuario de Ramiro Sorrequietta, dirección del trabajo corporal de Marcos Peralta, video de Hernán Castagno y la colaboración de la actriz Andrea Fiorino en el texto de “Las cómodas”, de Diego García.
“Este es un reencuentro que se produce a partir de una larga amistad de vida artística. Con Myriam debutamos en Arteón, en 1980, con la inolvidable ¿Cómo te explico?, una obra que fue y es un mito del teatro de la ciudad, y que nació en medio del pasaje más feroz de la dictadura, en un momento en el que ni siquiera se pensaba que podía haber un lugar que se llamara adolescencia. De ese modo, nosotros inventamos el primer teatro para adolescentes que se hizo en el país. De aquél momento hasta ahora, nos ha marcado el compartir la amistad con Myriam y un profundo respeto por lo artístico y por la dignidad del artista, y además el entorno de Myriam está marcado por la presencia de grandes músicos; en lo personal, creo que muchos de ellos están entre los mejores que hay en el país, y que son los mismos que convocamos para que crearan el soporte musical de esta propuesta”, relató a El Ciudadano Cacho Palma, quien además recordó que Cubelos le propuso hace dos años la idea de montar un espectáculo a través del cual pudiese contar sus vivencias más íntimas y personales, dado que venía de una década de producción en la que se había dedicado a dirigir propuestas de otros artistas.
“Me ofrecí a acompañarla en este camino sin saber si iba a poder aportar algo más que el propio acompañamiento, y me encontré con que podía aportarle desde la dramaturgia porque la pude escuchar durante mucho tiempo, y de este modo salieron historias de sus abuelas, se revelaron sus identificaciones religiosas más primarias y ancestrales, salió una identificación muy potente y personal con los personajes femeninos de la independencia latinoamericana, y de allí tomamos la figura de (la patriota ecuatoriana) Manuela Sáenz, entre otras, para ir mixturando este espectáculo. Fue un proceso de mucha creación conjunta, porque a medida que iban apareciendo las necesidades, les pedíamos ayuda a los músicos amigos, que fueron aportando los temas que consideraban más acordes a la temática que estábamos trabajando”, relató Palma.
Respecto del aporte que Cubelos hace al espectáculo en relación con lo que ella llama “las otras mujeres que me habitan”, el director se explayó: “Es a partir de ese mito que elaboramos este trabajo, es decir las abuelas o la María Magdalena que habitan en el cuerpo de toda mujer. Creo que todas las personas, pero en particular los artistas, tenemos guardado en algún lugar la memoria de la historia, está marcada como huellas en el cuerpo, y entonces el actor retoma esas formas, esos recuerdos que están en algún lugar del cuerpo y los pone en presente”.
Respecto de la marca más indeleble que atraviesa toda la propuesta, y que se relaciona con la sensibilidad de dos artistas que a lo largo de las últimas tres décadas han demostrado estar comprometidos con su tiempo, el director refirió: “Llevamos diez funciones en diferentes lugares tanto dentro como fuera de Rosario, y la marca del espectáculo es la del relato íntimo a través del cual Myriam se mete en su mundo que es un mundo sensible; por eso que lo importante, más allá de que hable, baile o cante, el efecto en el espectador es el mismo, porque nos está contando una historia como si estuviésemos cómodamente sentados en el living de su casa”.
Palma habló finalmente de lo que implica para ambos volver a un escenario tan emblemático como el de la sala Arteón, recuperada el año pasado: “Más allá de que la sala lo tiene todo, porque está muy bien equipada y acondicionada, y es muy cómoda, estar allí tiene para nosotros el sabor del regreso, porque independientemente de cualquier diferencia de orden estético que podamos tener, yo reivindico Arteón, yo me formé en ése lugar, descubrí el teatro allí, soy discípulo de Arteón, allí tuve maestros muy importantes en mi formación como Miguel Daga y Néstor Zapata, Chiqui González o Jorge Ricci. Con Néstor, que es quien ha llevado adelante el grupo en todos estos años, podemos tener diferencias estéticas o quizás, algunas veces, a nivel de una coyuntura política, pero coincidimos en una ética, que es la ética del actor creador, es alguien de quien he aprendido a respectar la dramaturgia propia, nuestras propias imágenes, nuestras propias historias, algo que siento que reivindicamos a través de este espectáculo”.

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