“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




jueves, 22 de noviembre de 2012

Desencanto y distanciamiento

CRÍTICA TEATRO 


Un pasaje de la puesta dirigida por la dupla Bosco-Goicoechea.



Esteban Goicoechea y Miguel Bosco dirigen una versión de “Un guapo del 900”, de Samuel Eichelbaum, escrita por Marcelo Camaño, con producción de la Secretaría de Cultura municipal, en la que se desdibuja el dramatismo del original




Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del jueves 22 de noviembre de 2012)
Un clásico, para revelarse como tal, debe desafiar el paso del tiempo; volverse, en el presente, como un eco que llega del pasado para dejar en claro que, muchas veces, las cosas no han cambiado tanto y que la historia se repite.
Esa es la sensación que se tiene al releer Un guapo del 900, la obra de Samuel Eichelbaum, pieza en tres actos dividida en seis cuadros escrita en los años 40 (aunque la acción se sitúa a principios del siglo XX), en la que víctimas y victimarios del poder político (de la política de la época de los “caudillos”) vuelven rancios sus vínculos casi como los diálogos que se ennegrecen y agitan como el día cuando llega la noche. Así, desde el ocaso, esos vínculos resuenan hoy para hablar de lo mismo de antaño, confirmando la hipótesis de que las cosas, en algunos aspectos, siguen igual.
De este modo, con la consigna de ofrecer una versión (no es aquí un dato menor) de la obra de Eichelbaum (de la que se recuerda la reciente de Eva Halac en la provincia de Buenos Aires), el Teatro Municipal La Comedia, con producción de la Secretaría de Cultura municipal, estrenó el sábado 10 Un guapo del 900, que continúa en cartel este fin de semana.
Luego de un casting del que participaron 150 actores, Miguel Bosco y Esteban Goicoechea, los elegidos para encargarse de la dirección, comenzaron con los ensayos de la versión en cuestión, que lleva la firma del talentoso guionista rosarino radicado en Buenos Aires Marcelo Camaño, de vasta trayectoria y premiado recorrido en la televisión.
Si bien los elementos fundantes del conflicto entre ético y moral planteado por Eichelbaum, de algún modo, se mantienen en el texto, la versión recorta de una veintena a seis los personajes que aparecen en el original (un riesgo importante), dejando casi sin ornamentos y para ser contado en poco más de 50 minutos el triste destino de Ecuménico López, su singular vínculo con su madre Natividad (aquí potenciado y radicalizado), y su nobleza y fidelidad que deviene en tragedia, a partir de su lazo con don Alejo Garay, su patrón político y mandamás, por quien se juega y sale mal parado.
El montaje, sustentado en un dispositivo escenográfico que a modo de objeto escultórico móvil preside el espacio escénico (uno de los puntos más atractivos de toda la puesta), pone en escena, casi al mismo tiempo, a todos los personajes: los que sostienen la acción dramática (algo arrebatada camino al desenlace) y los que no. Sin embargo, esas “extra escenas” se vuelven distractivas en relación con un orden más definido de la puesta que es ese primer plano o foco en el que se desarrollan las escenas principales,  echando por tierra algunos pasajes que por momentos coquetean con la intensidad original de esta especie de sainete criollo con visos de tragedia, más allá de una marca en las actuaciones que demuestra cierto distanciamiento o desafectación.
Independientemente de que no se cumple, todo indica que el objetivo era que cada uno de los personajes (completan la lista Edelmira Carranza de Garay, la mujer de don Alejo; Palmero y el doctor Clemente Ordóñez, quien muere a manos de Ecuménico) pueda ser una especie de voyeur de su propio destino, más allá del “limbo escénico” en el que permanecen, una instancia que tampoco es apoyada desde el diseño lumínico, que no refuerza el dramatismo de lo que acontece en ese primer plano como tampoco opaca el resto del espacio escénico al que se ve absolutamente desprovisto de todo elemento teatral (patas, telones), dejando al desnudo la caja del escenario.
A instancias de pensar en un elenco de actores de trayectorias disímiles pero de indiscutible talento y presencia escénica, todo deja entrever que la falta de compromiso que marca la impronta de los personajes, que no manejan matices y que pasan del susurro al grito exasperado, tiene que ver con la mirada impuesta por la dirección, que si bien buscó, por un lado, emparejar esos registros, por otro, empañó el lucimiento individual de cada uno de los actores.
Otro dato que resulta contradictorio, dado cierto aire de pretendida actualización que muestran algunos diálogos y detalles de vestuario y música, es el uso de la voz pasiva, que pone distancia con un público que en esa sala, y sobre todo tratándose de un teatro oficial, busca en el teatro de repertorio nacional un espejo en el cual poder sentirse reflejado.
Independientemente de la suma de aciertos o errores, el objetivo de la puesta fue acercarse a ese público heredero del fenómeno que fue, en esa misma sala, Canillita, de Florencio Sánchez, aunque aquí no se trate de un texto que trabaje la empatía con el público. Por el contrario, la versión reniega de la introspección (de los climas) que caracteriza a la segunda etapa de Eichelbaum que comienza en los 40 y de la cual Un guapo del 900 es su mayor paradigma.

sábado, 17 de noviembre de 2012

El diálogo que nunca llega








EN GIRA. Esta noche, a partir de las 22, en la sala Mateo Booz, de San Lorenzo al 2200

 
El director Alejandro Ullúa (centro), rodeado de los actores de "Los hermanos queridos".


El director porteño Alejandro Ullúa habla de “Los hermanos queridos”, la obra de Carlos Gorostiza escrita en 1978 que estrenó en el teatro Dante de Casilda, en el marco del Plan Federal de Coproducciones 2012 del Teatro Nacional Cervantes   

Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del sábado 17 de noviembre de 2012)
“Hoy, varios años después de su estreno, el título Los hermanos queridos me suena aún más dolorosamente irónico que en 1978, el año duro en que escribí la obra. Porque hoy, como ayer y como casi siempre, nos resulta absurdamente imposible querernos como los hermanos que somos”. La contundencia de la frase dicha por el dramaturgo Carlos Gorostiza, a instancias de la vuelta a los escenarios de Los hermanos queridos, que se enmarca dentro de Plan Federal de Coproducciones 2012 del Teatro Nacional Cervantes y que se estrenó hace una semana en el teatro Dante de Casilda, resignifica el sentido de esta pieza que, con un elenco que integran seis actores de la provincia que fueron elegidos por un casting y que cuenta con la dirección del talentoso Alejandro Ullúa, se presentará esta noche, a las 22, en la sala Mateo Booz (San Lorenzo 2243).
“Fue una convocatoria del Teatro Nacional Cervantes (TNC), que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación, que desde hace varios años desarrolla planes que intentan armar un vínculo creativo con las distintas provincias y municipios. En este caso, este proyecto, es uno de los cinco que se realizan al año, y contamos con el apoyo del municipio de Casilda para su concreción. De hecho, la obra se estrenó en el Teatro Dante de esa ciudad, para luego desarrollar un gira por diferentes ciudades y localidades”, adelantó a El Ciudadano el prestigioso autor, docente, director teatral y régisseur Alejandro Ullúa, quien desde septiembre estuvo instalado en Casilda para concretar este trabajo con un elenco integrado por actores santafecinos seleccionados a partir de tres jornadas de audiciones abiertas a toda la provincia.
El espectáculo cuenta con escenografía y vestuario de Magali Acha, la asistencia de dirección de David Gastelú, la producción de Rosa Celentano para el TNC y de Diego Costa y Susana Ciribeni para el Teatro Municipal Dante de Casilda.
“La característica más importante que revela este plan es que más allá de la escenógrafa y vestuarista y yo, el director, el resto del equipo, es decir el elenco, los realizadores de escenografía y vestuario, el asistente, y los encargados de iluminación y sonido, son todos artistas de la provincia. Yo me enfrenté en las jornadas de castings a una experiencia muy grata porque fueron 50 postulantes que nos hicieron muy difícil la elección, porque todos tenían mucho talento, y eso es algo inusual. Lo puedo decir, porque he trabajado en otras provincias, y el talento de los santafesinos es algo infrecuente. El resultado es el trabajo de seis actores, tres de los cuales son rosarinos, y es una manera de poner en claro que se puede hacer teatro en todo el país, con el talento de los creadores locales, y que Buenos Aires no es el ombligo del mundo”, refirió el director. 
Los hermanos queridos describe los entretelones de la cotidianeidad de dos hermanos distanciados hace dos años, cuyas mujeres arman una estrategia para que vuelvan a juntarse, sin dejar en claro en cuál de las casas tendrá lugar la reunión, lo que genera que cada uno espere a los otros en su propia casa, al tiempo que en el escenario conviven ambas escenas.
De este modo, el rosarino Fabián Fiori y el casildense Horacio Sensacore son Juan y Pipo, los  hermanos distanciados. La acción transcurre la noche en que ambos volverían a reunirse en la cena familiar que sus esposas Betty y Zule (María Florencia Sanfilippo y Yanina Dituro, rosarina y casildense, respectivamente), han organizado a modo de reconciliación. Agustín (Alejandro Panzerini, oriundo de Gálvez) amigo de Pipo, y Alicia (Valeria Videgain de la ciudad de Chabás) hija de Juan y Betty, completan el elenco.
En otro momento de la charla, el director habló de la importancia de un texto que en su momento estrenaron, en los roles protagónicos, Carlos Carella y Ulises Dumont, y que remite a la imposibilidad de diálogo entre dos hermanos, hecho que funciona como metáfora de un país que no puede dialogar: “Yo tenía 14 años en aquél momento, y ahora pude hablar con María Ibarreta, quien integró el elenco, y también con la mujer de Carella, porque tenía mucha curiosidad respecto de aquél montaje. Siento que hoy, el texto está reflexionando acerca de un encuentro que nunca se va a producir, en este caso por un error de comunicación. Y entonces, esos hermanos nunca se van a unir más allá de que se necesitan y se quieren. Si pensamos este conflicto a nivel país, tengo la sensación de que a los argentinos nos cuesta mucho escucharnos entre nosotros; pareciera que esa especie de Boca-River que nos pone en las antípodas, es un fenómeno instalado que inhabilita un diálogo que necesitamos todos”.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Recorte de la escena nacional

9a EDICIÓN DEL FESTIVAL ARGENTINO DE TEATRO EN LA CIUDAD DE SANTA FE
La actriz y cantante María Merlino, en uno de los momentos de su unipersonal “Nada del amor me produce envidia”.

Luego de seis jornadas, finalizó el domingo en la capital provincial el encuentro que anualmente organiza la Universidad Nacional del Litoral, por el que pasaron una docena de espectáculos de distintos puntos del país y algo más de 6 mil espectadores



Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del miércoles 14 de noviembre de 2012)
El Argentino de Teatro, festival que anualmente organiza la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en la ciudad de Santa Fe, lleva con orgullo el estandarte de haberse constituido como tal en un momento complejo de la historia de esa ciudad: poco había pasado de la trágica inundación de 2003 cuando la decisión política (siempre se trata de eso) y un presupuesto inteligentemente utilizado hicieron que los santafesinos, sumidos en la tristeza y la desazón, empezaran en 2004 a curar algunas heridas con aplausos.
Así, con el paso de los años, el encuentro, cuya edición 2012 finalizó el domingo y durante 6 jornadas ofreció 12 propuestas con 17 funciones que sumaron en total algo más de 6 mil espectadores, además de encuentros públicos con creadores como Rubén Szuchmacher y Javier Daulte, presentaciones de libros y  muestras, deja saldo positivo, independientemente de algunas arbitrariedades en la programación, y con el ojo puesto en los festejos por la décima edición que se concretará en 2013.
Como es habitual, el Argentino de Teatro, que contó con el auspicio del Gobierno de la Ciudad de Santa Fe, el Instituto Nacional de Teatro (INT), la Asociación Amigos del Centro Cultural Provincial, el Círculo de Críticos de las Artes Escénicas de la Argentina (Critea) y Sadop, cerró con el estreno de una nueva producción de la Comedia de la UNL. Se trató de Una cruz en el mapa, de Sandra Franzen y Patricia Suárez, un relato con toques de realismo mágico que se instala en la casa de dos hermanas modistas en medio de un desolado y polvoriento pueblo de campaña. Más allá de algunas actuaciones desparejas aunque con momentos de lograda intensidad, el texto de Suárez es fiel a su pluma y a su consistencia dramática, atravesando temáticas tales como la soledad, el abandono, la sexualidad, y ese condimento especial que aporta a su escritura en relación con las historias puertas adentro acontecidas en pequeñas comunidades.
También en la jornada del domingo se pudo ver el efectivo unipersonal Naturaleza rota, de José Guirado con dirección de Gustavo Guirado (su padre), que conjuntamente con La tercera parte del mar, de Alejandro Tantanián, con dirección de Felipe Haidar, fueron las dos obras que participaron por Rosario (ver aparte).
Tras la reposición en la apertura de una única función de La penúltima oportunidad, con dramaturgia y dirección de Rafael Bruza, producción 2011 de la Comedia de la UNL, la primera jornada tuvo como cierre Mi vida después, de Lola Arias, propuesta que desde lo postdramático consigue entablar un diálogo con el
pasado, con las ausencias, las grietas y los abismos vinculares que dejó la última dictadura militar, tomando como paradigmas a seis actores nacidos entre los años 70 y 80 que buscan recrear desde sus cuerpos la juventud de sus padres a través de una serie de recursos que van desde fotos y grabaciones hasta proyecciones u objetos que se integran al espacio escénico-narrativo.
Más allá de la siempre efectiva presencia del grupo Cirulaxia con DeSastres, espectáculo estrenado hace una década con el que la compañía hace gala de su conocido talento para adaptar clásicos, el resto de las propuestas que llegaron desde Córdoba desdibujaron la programación del Argentino 2012. Por un lado, se vio el deslucido Al final de todas las cosas, de Daniela Martín, basado en textos de Sófocles; por otro, Teatro minúsculo, con la coordinación de Luciano Delprato, un inclasificable, desprolijo y sobre todo aburrido desatino escénico con pretensiones humorísticas que se presenta a modo de concert.
Entre los espectáculos probados y de gran calidad, aparecieron El centésimo mono, de Osqui Guzmán, en el que tres magos despliegan su talento en el marco de una singular historia; Escandinavia, de Lautaro Vilo, con la conmovedora actuación del actor, director y docente Rubén Szuchmacher, con el cual el creador volvió a la actuación luego de una década abocado a la dirección, y el muy festivalero Nada del amor me produce envidia, con dramaturgia de Santiago Loza, dirección de Diego Lerman, y la inolvidable actuación de la actriz y cantante María Merlino, a todas luces uno de los momentos más altos de la presente edición del Argentino, dada la contundencia de un texto que coquetea con lo histórico, una puesta simple pero de magnífica resolución y una interpretación de esas que por mucho tiempo quedan instaladas en el imaginario de la platea.
Además, integró la programación Biónica, de William Prociuk, en versión de un equipo mendocino con dirección de Ariel Blasco, que relata una historia de ciencia ficción acerca de un grupo de médicos que intenta cambiarle la vida a las personas a mediados de los 60, aunque la fábula habla, entre líneas, de cómo los hombres construyen a una mujer a partir de su deseo e imaginario.
Una vez más, e independientemente de la gestión privada de algunos elencos, al Argentino de Teatro le sigue faltando su pata local: qué mejor que unos días de puro teatro nacional en Santa Fe, y con la visita de creadores y prensa especializada, para ver, quizás en horarios alternativos y fuera de la programación, por dónde pasa la producción escénica de la capital provincial.

La leyenda del payaso sin cabeza


Un pasaje de “Naturaleza rota”, una reflexión poética que hace pie en el humor.
El clown José Guirado, oriundo de Rosario pero radicado hace algunos años en España, desembarcó el domingo en el Argentino de Teatro con Naturaleza rota, un compendio de momentos hilvanados con ternura y hasta cierta nostalgia, propia de la infancia, por el director teatral rosarino Gustavo Guirado, que supo impregnar de su poética el trabajo de su hijo, quien desde 2005 lleva adelante la compañía teatral Tuto Tul. Partiendo de la idea o concepto de que la confusión es una de las materias fundantes de los vínculos en los tiempos que corren, un clown intenta reconstruir su entorno y su relación con los seres que lo rodean, una serie de objetos inertes (en su mayoría, muñecas y maniquíes de distintas escalas) que, merced al colorido abanico de recursos con los que cuenta el artista, cobran vida en escena y hasta desafían las normas impuestas por la naturaleza, “rompiendo” con aquello que se corresponde con la tradición.

De este modo, y a través de una reflexión poética que hace pie en el humor, problemáticas ligadas con los vínculos, la búsqueda del amor y la relación con el ser amado, aparecen entre los temas más relevantes del espectáculo, un acto de pocas palabras y de comprensión universal con el que la dupla que integran padre e hijo entabla una infrecuente conexión con la platea.
Por otra parte, Naturaleza rota, ensayado entre Barcelona y Rosario, fue estrenado hace poco más de dos meses en el Festival Fringe de Madrid, una extensión del de Edimburgo.



En el laberinto de la pérdida







9ª EDICIÓN DEL FESTIVAL ARGENTINO DE TEATRO EN LA CIUDAD DE SANTA FE
“Necesitaba volver a actuar porque era una manera de recuperar mi cuerpo”, dice Szuchmacher.

El prestigioso actor, director y docente porteño Rubén Szuchmacher despliega una actuación inolvidable en “ Escandinavia” , con dramaturgia de Lautaro Vilo, con quien comparte la dirección de este unipersonal que ofreció dos funciones a sala llena



Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del sábado 10 de noviembre de 2012)
En las últimas jornadas, el noveno Festival Argentino de Teatro, que la Secretaría de Cultura de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) organiza en la ciudad de Santa Fe cada noviembre, tuvo entre sus protagonistas excluyentes al actor, director y docente Rubén Szuchmacher, que ofreció el jueves por la noche dos funciones de Escandinavia, en la sala Marechal, unipersonal que lo devuelve a la actuación después de diez años, y a través del cual construye un relato doloroso y singularísimo sobre la pérdida pero sin dejar de lado el humor, acerca de un hombre (el propio Szuchmacher) que describe los entretelones de la muerte de su pareja.
“Necesitaba volver a actuar porque era una manera de recuperar mi cuerpo”, dijo el creador en una entrevista pública que tuvo lugar en el Foro de la UNL un día antes de las funciones. Y eso es lo que hace en el espectáculo: toma el cuerpo como única herramienta para desplegar un relato en primera persona en el que describe los entretelones laberínticos que rodean la muerte y posterior sepultura del hombre con el que compartió gran parte de su vida.
Escandinavia es una nueva aventura teatral con Lautaro Vilo, con quien ya hicimos Enrique IV, de Pirandello, donde lo dirigí, y los montajes de La Gracia, de su propia autoría y de las versiones que hiciéramos juntos de Rey Lear, de Shakespeare, y de Historias abominables, a partir de textos de Bertolt Brecht”, expresó Szuchmacher, quien agregó: “Ahora, tenía la necesidad de hacer algo con la tristeza que recorrió mi vida en estos últimos años”.
De este modo, con dramaturgia del talentoso Lautaro Vilo y dirección conjunta de Vilo y Szuchmacher, el espectáculo transita por los estados de un hombre desolado que enfrenta la pérdida del ser amado a instancias de un pedido póstumo: el de ser enterrado en una quinta que ambos compartían, lo que se convierte en una verdadera travesía que va desde lo doloroso hasta lo delirante.
En el relato, en el que el talentoso Szuchmacher muestra porqué la actuación en medio de esta historia de ribetes reales se vuelve para él un “acto de reparación”, se filtran momentos familiares, amigos, palabras dichas, otras imaginadas por Vilo, y una sucesión de pérdidas reales de parte del actor (padre, madre, hermana) que culminaron con la de su pareja.
Esta sucesión de duelos aparece en el relato que, gracias al humor sutil e inteligente que desanda el extraordinario texto escrito por Vilo y que toma su nombre de una “novela de supermercado”, el best seller Escandinavia, que el personaje le lee a su pareja en plena agonía, no cae ni en lugares comunes ni en golpes bajos. Por el contrario, las palabras de amor y desconsuelo dichas por el personaje ensayan una especie de catarsis colectiva acerca de lo que implica la pérdida de un ser querido, la ausencia, el vacío, y el desasosiego que provoca el hecho de no volver a ver más a esa persona.
Pero el gran mérito de este trabajo está en la demoledora interpretación de Szuchmacher que, como pocas veces pasa en el teatro, recrea solo y en medio de un espacio completamente vacío y despojado casi de todo artilugio teatral, más allá de una adecuada puesta de luces, cada uno de los lugares que se describen en la historia (el velatorio, un viaje en auto en la ruta, el cementerio, la celda de una seccional, la quinta en medio de la noche), ámbitos que golpean en el imaginario del espectador y se instalan cómodamente, confirmando que poco se necesita para hacer buen teatro: basta con un buen texto, un buen actor y una buena dirección.

Palabras iluminadas

Con La flecha y la luciérnaga, libro editado a fines del año pasado por Capital Intelectual, el prestigioso  periodista y crítico teatral porteño Alberto Catena entabla un jugoso diálogo con la obra de Griselda Gambaro, y tal como lo describe el título desplegado en el libro se relatan “itinerarios de un viaje” por las obras de la dramaturga argentina más importante de todos los tiempos.
Presentado el jueves en el Foro de la UNL por el periodista y crítico teatral local Roberto Schneider (El Litoral) en el marco de un emotivo encuentro con el autor, estudiantes de teatro y público en general, Catena expresó acerca de la escritura de Gambaro, a la que describe como de “enorme audacia imaginativa”: “Es una obra muy vasta que no concluye en lo teatral; con este libro sólo quería provocar algunos estímulos para que aquellos que lo lean busquen llegar a la obra de Griselda”.
Catena, que en 2013 cumplirá 50 años de profesión, recordó además que una de las obras más emblemáticas de la autora, Las paredes, fue premiada en Santa Fe en 1964, en lo que definió como un acto de justicia frente a lo que pasaba con cierta parte de la crítica porteña en relación con la obra de Gambaro, que era resistida por algunos de sus contemporáneos.

Estados, momentos, sensaciones




9a EDICIÓN DEL FESTIVAL ARGENTINO DE TEATRO EN LA CIUDAD DE SANTA FE



En las primeras jornadas, y en el marco de una serie de presentaciones de libros y charlas, se pudo ver el espectáculo performático “Mi vida después”, de la creadora porteña Lola Arias, que indaga en las marcas que dejó la última dictadura militar


Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del viernes 9 de noviembre de 2012)
Con recursos económicos correctamente utilizados y una programación que ha sabido mantener un formato pequeño y de calidad, la novena edición del Festival Argentino de Teatro que comenzó el martes y finaliza el domingo en la ciudad de Santa Fe, se vuelve a erigir como uno de los encuentros más atractivos del interior del país junto con los festivales de Rafaela y del Mercosur (Córdoba).
En el marco de una serie de actividades paralelas que hasta el momento incluyeron la presentación del valioso libro Inventario del teatro independiente de Santa Fe, con la participación del dramaturgo local Jorge Ricci (compilador), y del prestigioso crítico local Roberto Schneider (El litoral), quien participó como referente de un momento del teatro independiente de la capital provincial, y una jugosa entrevista pública con el actor, director y docente Rubén Szuchmacher, la programación arrancó el martes con las presentaciones de La penúltima oportunidad, escrita y dirigida por el santafesino Rafael Bruza (producción 2011 de la Comedia de la UNL), y Mi vida después, una performance heredera de lo que hoy se conoce como teatro post dramático, escrita y dirigida por la talentosa creadora porteña Lola Arias.
Por su parte, el miércoles fue el turno de la puesta cordobesa Al final de todas las cosas, espectáculo basado en textos de Sófocles con dramaturgia y dirección de Daniela Martín, y El centésimo mono, puesta porteña con dramaturgia y dirección de Osqui Guzmán.
A su tiempo, y al cierre de esta edición, se esperaban las dos funciones del unipersonal Escandinavia, con dramaturgia y dirección de Lautaro Vilo y la actuación de Rubén Szuchmacher, y Nada del amor me produce envidia, otra puesta porteña de vasto recorrido festivalero, con dramaturgia de Santiago Loza y dirección de Diego Lerman, mientras que hoy, con dos funciones, será el turno, entre otras, de la versión rosarina de La tercera parte del mar, de Alejandro Tantanián, con dirección del debutante Felipe Haidar.

Lo que queda, lo que duele 

Con Mi vida después, estrenado en el teatro Sarmiento de Buenos Aires en 2009 y con funciones en diferentes espacios hasta hace unas pocas semanas, Lola Arias (La escuálida familia, El amor es un francotirador) busca entablar un diálogo con el pasado, con las ausencias, las grietas y los abismos vinculares que dejó la última dictadura militar, tomando como paradigmas a seis actores nacidos entre los años 70 y 80 que buscan recrear desde sus cuerpos la juventud de sus padres a través de una serie de recursos que van desde fotos y grabaciones hasta proyecciones u objetos que se integran al espacio escénico-narrativo con la lógica del teatro post dramático, en la que el relato se corre del cuerpo a modo de distanciamiento.
Como pocas veces, una gran artillería de recursos que incluyen además la música en vivo y un gran espacio (el escenario) articulado en diferentes instancias, la puesta se cimienta en el relato en primera persona: cada uno de los personajes trae a escena aquello que marcó y marca su existencia. Son los hijos de desaparecidos o apropiadores, o dictadores, allí están sus ropas y sus recuerdos, los objetos y los papeles que documentan ese vínculo, los audios con sus voces, los relatos que los traen al presente para, de algún modo, entender lo que pasó en el pasado y poder elaborar una teoría acerca de su propia identidad.
Apelando a un singular recurso a mitad de camino entre recital de banda de rock, reconstrucción museística y catarsis colectiva, el espectáculo de Lola Arias, a todas luces una de las creadoras más talentosa de la generación que transita los 30, se erige como un relato en el que prevalecen la intensidad de las palabras, la dinámica del relato y los cuestionamientos de una generación que debió “rearmarse” para poder convivir con
la generación que los precedió. 

Para ver, escuchar y descubrir



9ª EDICIÓN DEL FESTIVAL ARGENTINO DE TEATRO EN LA CIUDAD DE SANTA FE
El director junto a los actores de la obra rosarina “La tercera parte del mar”.

Desde mañana y hasta el domingo se verán en diferentes salas de la capital provincial obras de Córdoba, Mendoza, Buenos Aires, Santa Fe y Rosario, además de una serie de charlas, presentaciones de libros y muestras, vinculadas a las artes escénicas




Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & y la gente, en su edición en papel del lunes 5 de noviembre de 2012)
A poco de cumplir su primera década de existencia, el Festival Argentino de Teatro, que desde mañana y hasta el domingo podrá en marcha en la ciudad de Santa Fe su 9ª edición, se ha caracterizado por sostener una programación pequeña pero coherente, con fuerte presencia de propuestas porteñas y de otras ciudades
argentinas, apostando a un teatro diverso, de múltiples estéticas y poéticas.
El encuentro, organizado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL), se llevará a cabo este año en distintas salas de la ciudad, con la participación de elencos de Córdoba, Mendoza, Buenos Aires, Santa Fe y Rosario. Además de las funciones se prevén presentaciones de libros y charlas con directores y dramaturgos. 
El encuentro, que ya es una cita obligada en la agenda cultural de la ciudad y la región, se desarrollará en las salas del Foro Cultural (9 de Julio 2150), el Teatro Municipal (San Martín 2020), el Centro Cultural Provincial (Junín 2457) y El Solar de las Artes (9 de Julio 2955).
“Como cada año, es un privilegio y un orgullo contar con lo mejor de las puestas teatrales del país, siempre privilegiando el carácter federal de este encuentro y la calidad de las obras. Además, apuntamos a espacios de intercambio con los hacedores y la presentación de libros que son consecuencias de las creaciones teatrales”, destacó Luis Novara, Secretario de Cultura de la UNL.
Esta edición cuenta con el auspicio del gobierno de la ciudad de Santa Fe, el Instituto Nacional de Teatro (INT), la Asociación Amigos del Centro Cultural Provincial, el Círculo de Críticos de las Artes Escénicas de la Argentina (Critea) y Sadop. Como ya es costumbre, para el cierre del Argentino del domingo por la noche, se estrenará la obra de la Comedia UNL edición 2012. Se trata de Una cruz en el mapa, de Sandra Franzen y Patricia Suárez.
Para comenzar con la programación, mañana a las 20, en la sala Maggi del Foro Cultural, se presentará La penúltima oportunidad, de Rafael Bruza (producción de la Comedia de la UNL 2011), y a las 21.30, en la sala mayor del Teatro Municipal, se podrá ver Mi vida después, de Lola Arias, en la que seis actores nacidos en la década del 70 y principios de los 80 reconstruyen la juventud de sus padres a partir de fotos, cartas, cintas, ropa usada, relatos y recuerdos borrados.
Por su parte, el miércoles, el grupo La Convención Teatro (Córdoba) presentará Al final de todas las cosas, de Daniela Martín, en el Foro Cultural, a las 20 y a las 23, en tanto a las 21.30 se presentará El centésimo mono, de Osqui Guzmán, en el Centro Cultural Provincial.
El jueves, a las 20 y a las 23, Rubén Szchumacher mostrará su unipersonal Escandinavia, de Lautaro Vilo, en la Sala Marechal del Teatro Municipal, y en la sala mayor del Teatro Municipal, a las 21.30, se verá el elogiado espectáculo Nada del amor me produce envidia, de Santiago Loza, con dirección de Diego Lerman y la extraordinaria actuación de María Merlino.
En otros días y horarios se verán La tercera parte del mar, de Alejandro Tantanian con dirección de Felipe Haidar, director santafesino radicado en Rosario (ver aparte); Teatro minúsculo, de Luciano Del Prato (Córdoba); Biónica, de William Prociuk, dirigido por Ariel Blasco (Mendoza); DeSastres, por el grupo Cirulaxia (Córdoba), y Naturaleza rota, de José y Gustavo Guirado, un espectáculo gestado entre Barcelona y Rosario (ver aparte).

Actividades paralelas

En otro orden de actividades, mañana, a las 18, se presentará el libro Inventario del teatro independiente de Santa Fe, compilación de Jorge Ricci, de Ediciones UNL, en el Foro Cultural, y el miércoles, a las 18, Diálogos sobre teatro argentino, entrevista abierta a Rubén Szchumacher coordinada por periodistas de Critea.
En tanto, la presentación del libro La flecha y la luciérnaga. Itinerarios de un viaje por la obra de Griselda Gambaro, de Alberto Catena, organizada por Critea, a cargo del crítico santafesino Roberto Schneider, será el viernes, a las 18, en la misma sala.
El sábado 10, en el mismo horario, será la entrevista abierta Diálogos sobre teatro argentino, con Javier Daulte, en el Foro Cultural de la UNL coordinada por periodistas de Critea. La entrada para estas actividades será libre y gratuita. 
En paralelo, se expondrán dos muestras relacionadas con el quehacer teatral. Desde mañana y hasta el lunes 26, se podrá visitar El legado de un regalo, sobre el archivo profesional de Osvaldo Neyra, un hombre de teatro, en la sala Aymá, del Foro Cultural UNL.
En tanto, también desde mañana y hasta el 14, se exhibirá Inventario del teatro independiente santafesino, en la Sala Franze del Teatro Municipal 1º de Mayo. Ambas actividades están organizadas por el Museo Histórico de la UNL.



OBRAS ROSARINAS

Dos propuestas llegarán al Argentino desde Rosario. Por un lado, La tercera parte del mar, de Alejandro Tantanián, una producción de Enjambre P, con dirección de Felipe Haidar y las actuaciones de María Cecilia Borri y Emiliano Dasso, que se verá el viernes, a las 20 y a las 23, en el Foro Cultural. Además, será de la partida Naturaleza rota, espectáculo recientemente estrenado en España por el clown rosarino José Guirado que, bajo la dirección de Gustavo Guirado (su padre), se presentará el domingo, a las 20, en la sala mayor del Teatro Municipal.