“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




miércoles, 21 de diciembre de 2011

El sueño de la felicidad



EN PANTALLA. El actor, guionista y director Javier Van de Couter habla de “Mia”, película estrenada la semana pasada en Rosario, que cuenta con las actuaciones de Camila Sosa Villada, Rodrigo de la Serna y Maite Lanata. El film se proyectará también mañana, a partir de las 20.30, en el cine El Cairo



Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del miércoles 21 de deiciembre de 2011)
Una historia que debía ser contada: la de Ale, una travesti cartonera que un día encuentra un diario que resignifica su vida, su existencia. La extraordinaria actriz cordobesa Camila Sosa Villada, una travesti que conmovió a cada espectador que vio en los últimos años el maravilloso espectáculo teatral (enmarcado en el formato biodrama) Carnestolendas: retrato escénico de un travesti, donde cruzó a todas las mujeres “yermas” de Lorca (Bernarda Alba, Doña Rosita, entre otras) con su propia condición, realidad e historia, es la protagonista de Mia, ópera prima del actor, guionista, productor y director de cine Javier Van de Couter que el jueves pasado se conoció en los Cines del Centro, donde sigue en cartel, y que mañana, a las 20.30, se podrá ver también en el Cine Público El Cairo (Santa fe 1120).
La película relata una historia dura, singular, marcada por la doble marginalidad (pobreza y discriminación) que muchos gays y travestis vivieron en los años 90. Mia aborda el derecho a la felicidad y a poder formar parte de la comunidad, de quienes han elegido una forma diferente de la “moralmente aceptada”, y permite repasar el tema de la discriminación, la intolerancia, la marginación y la exclusión social, pero también el de la infinita capacidad de amor que, en ciernes, tienen todos los seres humanos.
En su ópera prima, acompañan a Van de Couter, además de la actriz cordobesa, el talentoso Rodrigo de la Serna y la niña Maite Lanata, quien en la presente temporada acaparó la atención de la opinión pública por su rol en El elegido, donde encarnó con singular maestría a una niña autista.
A orillas del río se ha creado la Aldea Rosa, un asentamiento habitado únicamente por travestis y homosexuales. Ale (Camila Sosa Villada) es una de las chicas trans que vive allí. Ella trabaja como cartonera, y en su recorrida diaria encuentra en la calle el diario íntimo de Mia, una joven que ha muerto dejando solos a su marido Manuel (Rodrigo de la Serna) y a su pequeña hija Julia (Maite Lanata). La empatía que siente Ale con Mia al leer el contenido del diario, y el deseo de ocupar su lugar, la llevan a descubrir su verdadera naturaleza.
Mia nació con buena estrella dado que su guión fue premiado en el 30º Festival Internacional de Cine de La Habana, en diciembre de 2008, y seleccionado para participar en el 15º laboratorio de escritura de guiones cinematográficos de Oaxaca (México).
Por su parte la película, que por estos días comienza a pergeñar su estrategia en otros territorios, fue elegida en la sección Descubrimientos Internacionales del 60º Internacional Filmfestival Mannheim–Heiderlberg 2011 (Alemania).
“Fue una gran alegría el hecho de verla a Camila en el teatro y encontrar así a la protagonista de mi película que tanto había buscado. El hecho de verla en Carnestolendas me sirvió para entender que era ella quien debía hacer el personaje; pero además, creo que tuvo que ver con el hecho de que ver esa obra, no es ver una obra más, es una experiencia singular, porque me encontré no sólo con una actriz sino con una artista que entendió mi proyecto y lo hizo propio”, contó a El Ciudadano Van de Couter, quien a los 18 años, en 1994, emigró de su localidad natal (Carmen de Patagones, en Río Negro) a Buenos Aires con el deseo de ser actor.
“Es mi primer largometraje y también la primera película de Camila, que antes sólo había hecho un documental. Su mirada es aquí la mirada protagónica, y ella asumió un compromiso muy fuerte con este personaje: viajó a Buenos Aires dos meses antes de comenzar con el rodaje, se instaló, y se quedó hasta el final. Eso nos permitió ensayar, buscar los lugares del personaje. Tuvimos ensayos con Maite y con Rodrigo, pero sobre todo, tuvimos ensayos con el texto, porque el del film es un texto preestablecido con mínimas improvisaciones que aparecieron para darle verdad a lo que estábamos contando, para llegar a ese tipo de realismo al que queríamos llegar”, relató el director, quien en cine, como actor, participó de films como Un año sin amor y Tres deseos, entre otros.
“En el sentido de tener presente el ensayo y la búsqueda, tanto Camila como yo venimos del teatro, y entonces manejamos un lenguaje parecido. Eso ayudó mucho: su capacidad para entender lo que le pasaba a su personaje hizo que fuera un placer dirigirla, del mismo modo que a Rodrigo, que a la noche siguiente de mostrarle el guión, aceptó hacer el personaje sin imponer ninguna condición. Pero volviendo a Camila, hice un casting muy grande, por el que pasaron chicas de todo el país. Lo que buscaba era una chica trans que diera con el «fisic du rol» de Ale pero también alguien que pudiese entender y vivir la sensibilidad de ese personaje y las cosas que le pasan, que además es un proceso muy distinto al que vive el personaje de Carnestolendas”, relató el director acerca de la actriz que además en teatro protagoniza por estos días Llórame un río, un espectáculo que bucea en evocaciones dramáticas de las emblemáticas cantantes Billie Holiday y Tita Merello.
Mia parte de un hecho real: una aldea, un asentamiento que existió en Buenos Aires hasta 1998 (estaba en el barrio de Núñez), habitado únicamente por chicas travestis y gays, que de algún modo se habían recluido y conformado un espacio y una red solidaria entre ellos para vivir y para subsistir, porque en ese momento eran doblemente marginales, no solamente por su condición o elección sexual o de género, sino también por ser muy pobres. Ése es el punto de partida de la película, más allá de que esa instancia ocupa sólo un espacio en el relato, porque después, la película relata otra historia, la de Ale, una chica trans cartonera, que es el personaje que interpreta Camila, quien un día, cartoneando, se encuentra con el diario íntimo de Mia, una mujer que ha muerto. Es así como ella empieza a aprender a leer con ese diario, al tiempo que descubre que ese diario es un legado para la hija de esa mujer, que es una nena, y entonces intenta devolvérselo. Y es así como el film ensaya el derrotero de este personaje para tratar de conectarse con esa nena y de algún modo entregarle lo que su madre le ha dejado escrito, con todo lo que eso implica, sumando en el devenir al personaje de un padre embrutecido por el dolor y atravesado por la muerte de su mujer, que es el personaje que interpreta Rodrigo. A partir de allí, la película despliega el vínculo que se arma entre ellos tres”, completó el director acerca de la trama del film.
Respecto de la temática de la película, y buscando correrse del muchas veces incómodo rótulo de “film de género”, el director explicó que Mia “es una película abierta”: “No es una película hermética, y si bien aborda un tema que está relacionado con un debate social que es la Ley de Identidad de Género, y que por lo mismo nos propone una reflexión, es al mismo tiempo, una película abierta hacia otras cuestiones. No sé si la palabra que la define es «amable», pero sí es, desde el género, un film que tiene elementos del melodrama, con sus lugares típicos, que hacen que la historia le llegue al público a partir de la emoción y no desde un lugar agresivo”.
Finalmente, y con relación al momento de apertura respecto de la temática que vive el país, dado que se revela como impensado un film de estas características hace diez o quince años atrás, Van de Couter expresó: “Tengo esa misma sensación, la de pensar que el film terminó concretándose en un momento donde estas problemáticas, por suerte, se pueden hablar libremente, porque ha habido un cambio de conciencia en la gente. De todos modos, yo arranqué con la idea de esta película hace muchos años sin imaginar que iba a estrenarse en éste, en un momento tan particular, con la media sanción de la Ley de Identidad de Género. Creo, en ese sentido, que lo que pasa ayudó para que mucha gente apoyara la película, del mismo modo que es muy saludable acompañar estos momentos de cambio a través del arte. De hecho, si me interesa una militancia es a través del arte, que es desde donde me siento comprometido y cómodo, y con la necesidad de decir algo”.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Historia breve rosarina




ESTRENO PREMIADO. La actriz Elena Guillén habla del cortometraje “Cuatromil”, su debut en la dirección cinematográfica, que cuenta con las actuaciones de, entre otros, Raúl Santángelo, Agustina Guirado y Mirko Buchín, y que se podrá ver desde mañana y hasta el domingo, a las 20.30, en El Cairo, de Santa Fe al 1100


Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del miércoles 14 de diciembre de 2011)
La carrera artística de Elena Guillén está teñida de algunos momentos marcados por giros importantes. Hace unos años, en 2007, la actriz, conocida en el medio por su clown y alter ego Budineta Borgoña, dejaba temporalmente de lado ése personaje para cargarse uno un poco más pesado: de la mano del actor y director Ricardo Arias (Punto 0 Teatro), Guillén daba carnadura a Como la Gioconda, un unipersonal singular, con mucho tiempo de ensayo, en el que realidad y ficción mostraban a una mujer obligada a contar su propia historia para poder sobrevivir. Se trataba de una mujer frente a los sucesos de su vida intentado justificar fracasos, desilusiones, engaños y cobardías.
Poco tiempo después de ese entrañable (y por momentos doloroso) personaje, Guillén era convocada para participar de una película. Precisamente, fue su paso por el rodaje de Días de mayo, último largometraje del rosarino Gustavo Postiglione estrenado en 2009, donde interpretó a una madre de familia en tiempos del Rosariazo de 1969, lo que la acercó al mundo del cine pero desde adentro. “Me puse a estudiar cine en forma autodidacta, a leer mucho, me apasioné; y entendí que para que exista una buena película tiene que haber un buen guión, y entonces me puse a escribir”, relata Guillén sobre el proceso que, finalmente, la llevó a participar del concurso del Programa Estímulo a la Producción de Bienes Culturales del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia, donde resultó ganadora en el apartado cortometraje junto con otros dos trabajos.
Cuatromil, tal el nombre del material premiado dentro de Espacio Santafesino 2011, es un corto de 13 minutos que se conocerá mañana, a las 20.30, en el Cine Público El Cairo (Santa Fe 1120), donde seguirá en cartel hasta el domingo inclusive. “Es un cortometraje de ficción que dura 13 minutos, o quizás un poco más, y que va a compartir pantalla con El guionista, otro corto rosarino de ficción, y Viaje a la tierra del quebracho, un corto de animación de la ciudad de Santa Fe (ver aparte). Los tres cortos ganaron, en abril de este año, un premio para ser producidos y así programé el rodaje, que fue en invierno. Cuatromil tiene guión y dirección míos, y la historia está ambientada en Rosario, en un departamento de un gran edificio, donde vive una joven que, sin esperarlo, recibe la visita de su padre que aparece en su casa una mañana sin avisar. Ese encuentro, de ribetes un poco forzados, tiene ciertos elementos que hacen que la historia cambie radicalmente para ambos personajes, al menos la de ése día”, adelantó Guillén acerca de la historia de Cuatromil, cuya breve sinopsis detalla, además, que Antonio es un hombre apremiado por un conflicto que debe resolver antes del día siguiente, y para lo cual recurre a su hija, que vive desde hace años en la gran ciudad. Y continúa: “El encuentro sólo evidencia la distancia que se ha ido estableciendo entre ambas vidas, pero un hecho inesperado cambia el destino de los protagonistas”.
Sobe el film, que cuenta con las actuaciones de los rosarinos Raúl Santángelo, Agustina Guirado, Mirko Buchín, Carlos Chiapero y Adela Borella, la directora expresó: “Es una gran alegría que los cortos estén en cartel por cuatro días, es algo infrecuente para las producciones locales que por lo general tienen una sola pasada y sobre todo si son cortometrajes”.
El importante staff de Cuatromil, film que cuenta con una breve intervención del actor y clown Salvador Trapani, se completa, entre otros rubros, con la asistencia de dirección de actores de Carla Saccani, cámara y dirección de fotografía de Pablo Romano, sonido y edición de Ernesto Figge y vestuario y maquillaje de Ramiro Sorrequieta.
Guillén, quien planea rodar un par más de cortos aunque ya está escribiendo el guión de un primer largometraje, siempre “pensando en los actores”, y que recientemente estrenó en teatro Las hijas del rey Lear, también dirigida por Ricardo Arias, reflexionó: “Además de producir, fue un año de gran aprendizaje, porque trabajé con gente que hace cine desde hace más de 20 años. En un momento les dije a todos: «Desde Primer Grado, donde aprendí a leer y a escribir, que no aprendía tanto como ahora»”.
Respecto de su acercamiento al mundo del cine, Guillén reflexionó: “Hace cuatro años trabajé como actriz en Días de mayo, la película de Gustavo Postiglione, y fue una experiencia muy gratificante y seductora. Eso me llevó a estudiar cine en forma autodidacta y a tomar algunos cursos en Rosario. Llegué a la conclusión de que una buena película, antes que otra cosa, debe tener un buen guión, y así empecé a producirlos. Luego surgió el concurso y allí no sólo premiaron el guión sino todo el proyecto, aunque sigo pensando que en el cine, la pata fundante, es el guión”.
Con relación al deseo de hacer cine en Rosario, una tarea compleja por factores ligados a la producción, la actriz y directora expresó: “Quiero hacer cine en Rosario porque quiero ver actuar a ciertos actores locales. Muchas veces siento, cuando veo una obra teatral local o comparto el escenario con algunos compañeros, todo lo que la gente se pierde de lo que ése actor o actriz tiene para mostrar. Fue así que empecé a sentir la necesidad del registro, porque el teatro es un arte efímero, el teatro es cuando uno está, y si uno no está presente, no se conoce esa potencia, se la pierde. Y me pasa lo mismo con la danza. Por ejemplo: recientemente vi el documental Pina (de Wim Wenders, sobre la coreógrafa alemana Pina Bausch, quien murió en 2009), y pensé que era una suerte que alguien haya podido registrar con esa calidad a esos bailarines y su mundo”.
Volviendo a la elección de actores rosarinos para su película y acerca de la potencialidad de la narración, Guillén profundizó: “Me gustan mucho los actores rosarinos porque los conozco, y me gusta mucho la ficción, narrar; estoy convencida de que los relatos de ficción nos amparan en nuestra existencia, nos unen. A través de la literatura, el teatro y el cine, los relatos, nos unen más allá de las ideologías. Siempre nos pasa que uno se identifica en un gesto, en un instante, en un momento de cualquier relato de ficción, y eso hace que uno esté menos solo en el mundo. Y la posibilidad de llevar un relato al cine es la de poder poner ese relato frente a un lenguaje extremadamente potente y rico, potenciarlo”.
Finalmente, Guillén reflexionó acerca de dónde profundiza la mirada un actor cuando dirige: “Hay una dedicación especial en las actuaciones, pero además, creo que pensé mucho en qué actores podían ser esos personajes y estoy muy contenta con los resultados, porque escribí pensando en ellos. Siento que si bien el del cine es un lenguaje muy complejo, y para establecerlo hay que tener en cuenta muchas variables, algo que se termina de entender en la etapa de edición porque allí confluye todo, el actor es el que nos presta su cuerpo para estar ahí y hay que cuidarlo mucho. En ese sentido, tanto desde lo personal como desde la producción, contemplamos
mucho eso, porque yo, ante todo, soy actriz. Los actores son los que esperan mucho ante de cada toma, y cuando se prende la cámara, y se dice «acción», toda esa gente que está alrededor, todos los técnicos, entran en un gran silencio y el que se expone es el actor. Desde ese lugar, si lo pienso, creo que el hecho de ser una actriz que ahora dirige cine, aporta un sello mío, personal”.


Una comedia dramática local, y una animación que llega desde Santa Fe

En el marco de los estrenos de los cortometrajes ganadores de Espacio Santafesino 2011, también se podrán ver, además de Cuatromil, de Elena Guillén, El guionista, una comedia dramática producida en Rosario con dirección de Lisandro Notario, y Viaje a la tierra del quebracho, una animación que llega desde la ciudad de Santa Fe, y que lleva la firma de Manuel Quiñones, al frente de un importante equipo de animadores.
El guionista, cuya duración no supera los 10 minutos, se pregunta ¿qué pasa si uno se enamora de un personaje de ficción? Germán es el guionista de una novela juvenil de televisión y se enamora de Mara, su personaje protagónico, pero detesta a Liza, la actriz que lo interpreta. Este amor impulsa a Germán a tomar decisiones que podrían cambiar su destino.
Con dirección del referido Notario, el corto cuenta con las actuaciones de los rosarinos Miguel Bosco, Brunella Margutti, Atilio Basaldella y Emanuel Gardini.
Por su parte, la animación Viaje a la tierra del quebracho, de algo más de 11 minutos, muestra a un chico que es convocado al pasado a través de un mítico personaje de un pueblo oprimido, donde una empresa forestal explota trabajadores y montes por igual. En su particular odisea, será testigo de sucesos que los identificarán con la historia de distintos pueblos que son uno solo. La dirección pertenece al referido Quiñones, quien además estuvo a cargo de las animaciones junto con Ariana Beilis, Lisandro Schurjin, Manuel Allende y Valentín Gatti.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Por talento y perseverancia

GALARDÓN. La actriz rosarina Claudia Cantero fue nominada ayer a los premios María Guerrero, en el apartado revelación, por su desempeño en la obra teatral “La familia argentina”, de Alberto Ure. Las distinciones serán otorgadas en julio de 2012 en una ceremonia en el Teatro Nacional Cervantes

Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del viernes 9 de diciembre de 2011)
Se conocieron ayer las nominaciones a los premios María Guerrero que se entregan anualmente a la producción teatral porteña, en cuya grilla figura como revelación la talentosa actriz, directora y docente rosarina Claudia Cantero, quien desde 2004, cuando comenzó con los ensayos de De mal en peor, bajo la dirección de Ricardo Bartis, comparte su tiempo entre Buenos Aires y su ciudad natal.
En el marco de una ceremonia que tendrá lugar en julio del año que viene en la Sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes, y en la que también aparecen nominados actores como Daniel Fanego y Emilia Mazer (dos de los protagonistas de Vuelo a Capistrano), del mismo modo que Rodrigo de la Serna (por su labor en Lluvia constante), Cantero, nominada por su trabajo en La familia argentina, de Alberto Ure, junto al también rosarino Luis Machín y Carla Crespo, dirigidos por Cristina Banegas, comparte el rubro con Lorena Vega (Salomé de chacra) y Joaquín Berthold (Por amor a Lou).
“Las nominaciones a un premio son importantes porque son un reconocimiento al trabajo y al esfuerzo; y si te lo dan, mucho mejor”, relató Cantero en diálogo con El Ciudadano, respecto de la nominación al María Guerrero, galardón al que ya había sido nominada como actriz de reparto por De mal en peor, trabajo de gran repercusión con el que además giró por Europa, y a partir del cual llamó la atención de directores no sólo de teatro sino también de cine, ámbito donde brilló en films como La mujer sin cabeza (2007), de Lucrecia Martel; Mentiras piadosas, de Diego Sabanés, o Lengua materna (2010), de Liliana Paolinelli.
En otro momento de la charla, la actriz, de importante trayectoria en la ciudad como directora y docente, reflexionó: “Siempre es una alegría ser nominada para un premio. Te confirma para seguir con este empeño por actuar. De algún modo, lo que a mí me pasa, es que le da un marco más formal a mi deseo, porque todo el tiempo necesito confirmar que a alguien más que a mí misma le interesa que yo actúe, y una nominación a un premio viene a apaciguar un poco ese fantasma; en realidad, viene muy bien”.
Respecto de candidaturas anteriores, la actriz recordó: “Me nominaron varias veces por el trabajo en De mal en peor; una vez por la película La mujer sin cabeza, y dos veces, incluida ésta, por La familia argentina (la otra, a los Premios Teatro del Mundo como mejor actriz protagónica), pero nunca me premiaron, así que no puedo hablar mucho de lo que significan para mí los premios; tengo que esperar a que me pase. Desde 2004 trabajo en Buenos Aires, los proyectos fueron muy diversos, trabajé con personas a las que admiro mucho, y eso no te ocurre con frecuencia, tengo que agradecer mucho por todo eso, porque ése es también un reconocimiento profesional”.
Los premios María Guerrero a la producción teatral 2011 se entregarán bajo el parámetro de un jurado integrado por Rómulo Berruti, Rosa Celentano, Magdalena Faillace, Jorge Lafauci, Juan Lavanga, Carlos Llorens, Linda Máximo, Luis Mazas y Ana Seoane.
Además de las habituales ternas en los diferentes rubros, en el marco de la misma ceremonia, se otorgará un reconocimiento a la trayectoria para los consagrados y legendarios actores Beatriz Bonet y Pepe Soriano, del mismo modo que se entregarán menciones especiales a La reina de la belleza, de Leenane de Martin McDonagh, con producción de Gloria López; La historia del señor Sommer (Pep-Tosar) y Ciclo El Cervantes en el Cervantes.
Además, este año, los diplomas de reconocimiento serán para Alejandro Finzi (dramaturgo de Neuquén), Carlos Alsina (autor y director de Tucumán) y Casa-Museo Isaac Fernández Blanco.
Entre los rubros más relevantes, como mejor actriz protagónica, aparecen nominadas Maricel Álvarez (Hécuba o El gineceo canino), Claudia Lapacó (Filosofía de vida), Emilia Mazer (Vuelo a Capistrano) y Roxana Randón (Bastarda sin nombre), al tiempo que en el mismo rubro, pero masculino, los candidatos son Daniel Fanego (Vuelo a Capistrano), Rodrigo de la Serna (Lluvia constante), Pablo Alarcón (Edipo.com) y Enrique Papatino (La importancia de llamarse Ernesto).
Finalmente, en medio de una larga lista de rubros técnicos, como mejor autor argentino, los candidatos a recibir el María Guerrero son Cristina Escofet (Bastarda sin nombre), Héctor Levy-Daniel (Yocasta) y Mauricio Kartun (Salomé de chacra).
El premio María Guerrero fue creado en 1984 por la Asociación Amigos del Teatro Nacional Cervantes, en homenaje a la actriz española que hizo construir la emblemática sala, inaugurada en 1921. Los premios se entregan anualmente y distinguen a las distintas disciplinas de la creación teatral, del mismo modo que a la trayectoria de actores y actrices nacionales.