Por Miguel Passarini (Publicado por El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del miércoles 27 de abril de 2011)
Gustavo Postiglione es uno de los realizadores rosarinos más prolíficos. Lo confirman su trilogía integrada por El asadito, El cumple y La peli, pero también films singulares como Tremendo amanecer, Días de mayo o el capítulo "(mi) Historia Argentina", del film colectivo 25 miradas - 200 minutos realizado en el marco del Bicentenario de la Patria en 2010.
Su producción, ecléctica si las hay, suma por estos días un nuevo proyecto, una miniserie cuyo rodaje comenzó el 22 de marzo y se extenderá hasta mediados de mayo. Se trata de La nieta de Gardel, proyecto que resultó el único ganador en la provincia de Santa Fe del Concurso de Series de Ficción Federales organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), en el marco de la producción de contenidos para la nueva Televisión Digital Abierta.
“Es una miniserie que surge a partir de que ganamos el concurso para series de ficción federales del Incaa que se hizo para la Televisión Pública. Es el primer concurso que se realiza de este modo y que está directamente vinculado con la puesta en práctica de la nueva Ley de Medios Audiovisuales. Al mismo tiempo, es el primer proyecto de estas características que se realiza en la provincia de Santa Fe”, relató Postiglione, quien además de dirigir escribió el guión.
La miniserie, que cuenta con las actuaciones de, entre otros, Carlos Resta, María Celia Ferrero, Poli Chávez, Caren Hulten, Juan Nemirovsky y Matías Martínez, al frente de un elenco de más de 50 actores locales, y el trabajo de un equipo técnico íntegramente rosarino, es un relato que transcurre en tres tiempos históricos: la década del 30, fines de los años 50 y hasta los 70, y la actualidad.
La historia, que parte de una hipótesis que tiene su base histórica pero que luego se pasa radicalmente a la ficción, involucra como personajes a Carlos Gardel y a “la Flor de la Mafia”, Ágata Galiffi, quienes en la ficción protagonizan un apasionado romance en secreto durante los años 30. Fruto de ese amor nace una hija que a su vez tendrá otra niña (Laura, la nieta de Gardel a la que alude el título de la miniserie), cuya aparición en la vida de Juan Foster, un tanguero devenido en detective ocasional, significará el primer paso para la resolución de un gran misterio en torno a una lata de película.
Respecto de la creación de esta relación mítica, el realizador detalló: “Son de esas historias de ficción que uno bien podría pensar que sucedieron, a partir de que estos personajes coincidieron en Rosario en un tiempo y un espacio histórico, y que tranquilamente se podrían haber cruzado. Del mismo modo, de Carlos Gardel y Ágata Galiffi hay pocas referencias de su cotidianeidad: ella fue una mujer muy perseguida por la Policía, muy clandestina, con un aura muy misteriosa, y a Gardel siempre se lo ubicó en un lugar de leyenda y por lo mismo circula tanta información que al mismo tiempo se vuelve inconsistente y entonces permite ficcionalizar”.
Según se adelanta, en términos de ficción, entre idas y vueltas de los años 30 hasta la actualidad, en la miniserie se va armando el rompecabezas de una historia que a medida que avanza abrirá más puertas y, como pasa con todo relato cercano al “film noir” (cine negro), buscará demostrar que nada es lo que parece a primera vista. “A partir de esta cuestión de los mitos populares, nos permitimos armar esta ficción que a nivel narrativo está construida como un policial negro en el cual la nieta de Gardel, que es el personaje femenino que funciona como la «femme fatale» del típico policial negro, va detrás de una lata de película en la que estaría la información respecto del vínculo. Es una lata que supuestamente pasó de Ágata Galiffi a manos de un director de cine, que hizo las primeras versiones de las películas de Gardel pero por ser demasiado vanguardista para su época, lo echaron, y que terminó viviendo en la Argentina y guardando ese secreto. Todo arranca en los 30 y llega hasta la actualidad, con la supuesta nieta de Gardel y un investigador privado buceando en el pasado. De este modo, a nivel narrativo, la miniserie va del presente al pasado contando estos hechos y casi sin pensarlo, la miniserie propone un retrato del país desde los 30 del siglo pasado hasta la actualidad, porque por ejemplo: en los años 70, la hija de Gardel se transforma en una militante montonera, y hasta en un momento aparece Perón”, relató Postiglione.
Si bien el director reconoció que la miniserie tiene humor, el clima que atraviesa es el del policial: “Hay humor, pero es un humor que está dentro de las claves de lo que es, como género, el policial. Creo que el humor tiene que ver también con ficcionalizar algunas cuestiones: por ejemplo vemos a un Gardel en la intimidad y lo vemos con todas sus debilidades y con sus miedos frente a una mujer que lo domina, como es el caso de Ágata Galiffi. Son personajes reales pero lo que se cuenta está entre lo real y la ficción, lo que se narra está siempre asociado a ese límite, y por momentos, parece un cómic o una historieta”.
Respecto de la calidad del material y del cuidado en el rodaje, independientemente de que se verá por televisión, el realizador aclaró: “Con el equipo trabajamos como si estuviésemos haciendo una película, porque la forma de trabajo y la obsesión con el detalle remiten a eso. En la televisión, por cuestiones de tiempo o presupuesto, hay cosas que se dejan de lado, como es el trabajo con los actores. Creo que con este proyecto se puede demostrar que en Rosario se pueden hacer otras cosas; de hecho, hay una televisión diferente que se puede hacer y que a la gente le interesa ver. Creo que tampoco es un dato menor que acá estamos trabajando para la Televisión Pública, y hay que tener en cuenta un concepto que quizás aún no se terminó de instalar y que tiene que ver con que la TV Pública no tiene porqué competir ni con la televisión privada y mucho menos con cuestiones ligadas al rating. Creo que desde Rosario podemos crear una ficción que compita, y no en términos de audiencia sino de calidad, con cualquier producción que se realice en Buenos Aires. De hecho, hay gente del Incaa que ya vio parte del material y quedó sorprendida, independientemente de que no contamos con todos los recursos del mundo”.
Si bien la miniserie ganó un concurso que implica el cobro de un subsidio, hay otros costos que sortear. “Hay una cantidad de dinero fija y no se puede gastar más que eso. Quizás el ideal sería tres veces más de ese dinero, pero lo bueno está también en poder demostrar que con los medios con los que contamos, podemos estar a la misma altura que cualquier otra producción, independientemente de que a nivel técnico trabajamos con la misma tecnología, es alta definición, no tenemos ninguna privación, y el registro nuestro es el mismo de la tevé de Buenos Aires o de la Sony; la diferencia está dada siempre por las resoluciones de producción, que tienen que ver con locaciones, vestuarios o escenografías”, sostuvo Postiglione.
Frente a estas variables, el director destacó el capital humano: “Quizás la diferencia a favor nuestro sea el enorme valor humano y el talento de la gente de acá. Sin ir más lejos, por primera vez en la historia de las producciones locales, hay 50 actores rosarinos con un rol asignado, además de los extras”.
Finalmente, respecto de los canales de emisión de la miniserie, el realizador explicó: “Serán ocho capítulos que se verán por la Televisión Pública, y el material va a formar parte de todo lo que es el banco de contenidos audiovisuales que se está armando para todas las señales públicas del país”.
Más info en: http://gustavopostiglione.blogspot.com/