El actor rosarino radicado en España, Fausto Ansaldi, habla de “Madrid de coña en Rosario”, espectáculo que agrupa momentos de la compañía española La Llave inglesa y de la rosarina Caras y Caretas
Por Miguel Passarini (publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del 17 de diciembre)
Hace poco más de una década, el actor rosarino Fausto Ansaldi decidió probar suerte en España luego de su paso por Buenos Aires. De este modo, recaló en Madrid y tiempo después pasó a integrar el staff de la compañía de humor La Llave Inglesa. Con el paso de los años, Ansaldi visitó Rosario en varias oportunidades con parte de ese elenco (la última vez en 2007, con varias propuestas, entre otras Los palomos, Liquidación y 35mm), porque la tentación de poder mostrar el trabajo en su ciudad siempre está latiendo. Por este motivo, Fausto, hijo del querido Piripincho (Héctor Ansaldi), está de regreso para ofrecer esta noche y mañana, a las 22, en la sala
Caras y Caretas (Corrientes 1518), el varieté Madrid de coña en Rosario, un espectáculo que, ante todo, implica un intercambio de experiencias en el terreno de la comicidad, y que une las propuestas de La Llave Inglesa y Caras Caretas.
“Los que se acerquen, se van a encontrar con un varieté singular porque fusiona espectáculos de dos compañías: La Llave Inglesa, de Madrid, y Caras y Caretas, de Rosario. Es un espectáculo en el que predomina la comicidad a partir de sketchs de humor, pero es un zapping de cosas, porque por ejemplo también hay segmentos audiovisuales con una telenovela que es uno de los proyectos de la compañía madrileña, que es comicidad mezclada con mitología griega”, relató Ansaldi a El Ciudadano.
El espectáculo, que fusiona estéticas e improntas tanto de artistas madrileños como rosarinos es, según Ansaldi, quien llegó al país junto a su compañero de escena Yeyo Guerrero, “una especie de viaje retrospectivo por algunas de las últimas producciones teatrales de las dos compañías dedicadas al humor y especializadas en la estética de clown. Pero es, particularmente, un gusto que nos damos y sobre todo yo en lo personal, porque volver a Rosario y actuar en Caras y Caretas, un teatro dentro del cual crecí, me da una enorme felicidad”.
El actor, que en abril de este año también visitó Rosario en el marco de la presentación del espectáculo Los Ansaldi, que realizó junto a su padre y su hermano, rememoró su relación con un espacio como Caras y Caretas, sala emblemática dentro de la historia del teatro independiente rosarino, dentro de la cual creció y se formó. “Es un escenario que piso desde que nací; es una sala donde me crié y aprendí casi todo lo que sé de teatro. Además, es una sala que ahora está remodelada, pero está lo viejo y lo nuevo, porque si entrás a los camarines, están colgados esos mismos vestuarios que tienen más de veinte años y que yo vi usar desde muy chiquito. Además,
es imposible no volver a Rosario, porque acá, además del teatro, está mi familia y mi origen. Incluso ahora, con la presencia de mi pequeña hija, se abre una tercera generación de los Ansaldi ligados al teatro”.
Por otra parte, Ansaldi habló de la estética que define el trabajo de la compañía La Llave Inglesa: “Nos especializamos en comicidad y en gesto; tres de los actores de la compañía son licenciados en interpretación gestual de la Resad (Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid), y ellos son los que aportan la parte de gestualidad. Por otro lado, yo llevé toda la parte de comicidad y clown, y entonces la compañía tiene la particularidad de mezclar en escena esas dos formas”.
Finalmente, y también respecto de su aporte al trabajo de la compañía española, el actor expresó: “Creo que lo que me llevé de acá y que aportó al trabajo de la compañía fue el oficio. Mis años de trabajo en Caras y Caretas, donde aprendí de todo incluso por fuera de la actuación, desde tirar cables hasta poner luces, pasando por barrer la sala y cortar entradas, me dieron algo
que no lo da ninguna escuela, que es entender el fenómeno teatral de forma integral. Estando en el escenario de Caras y Caretas aprendí a pararme delante del público, del mismo modo que permanecer entre bambalinas me sirvió, por ejemplo, para entender qué es el ritmo escénico, algo que se intuye pero que es complejo de explicar. Pero ese concepto también se acerca a la idea de «llave inglesa», que es una llave que sirve para todo, que se adapta a varios usos, y que siempre te saca de apuro”.