“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




viernes, 21 de septiembre de 2012

Con los minutos contados


CRÍTICA TEATRO

El actor rosarino Gustavo Guirado dirige a un grupo de actores catalanes en "El Rey , las reinas, el médico y ella", espectáculo que presenta hoy en la sala Saulo Benavente, y a través del cual dialoga acerca del poder, el amor, la sexualidad y la muerte






Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del viernes 21 de septiembre de 2012)
Hay un lugar para la muerte, se la intuye, se la anuncia, llegará finalmente. Y el que está por morir “con lujo de detalles” es un rey, no el de Ionesco, porque ya no es aquel rey tragicómico que esperaba la muerte rodeado de su familia disfuncional, aunque la de éste también lo sea y las huellas del primero estén presentes. Este es un rey más patético, por momentos grotesco, de a ratos temeroso, y en otros pasajes incapaz de soportar la pérdida de un poder que se diluyó como su entorno (como se desinfla su muñeca inflable), que al mismo tiempo que se desintegra busca remedar un pasado de gloria.
El monarca no dejará descendencia, está seco, “yermo”, su “dictadura” de oropeles de cartón pintado se agota casi en paralelo con la arena del reloj que marca los últimos minutos de su vida y de la puesta, es decir del teatro.
Se trata de los entretelones de El rey, las reinas, el médico y ella, del director local Gustavo Guirado, que tras su estreno del fin de semana en el Parque de España en el marco del Festival Internacional de Rosario (FIT) ofrecerá esta noche, a las 21, una nueva función en la Saulo Benavente (Alem y Gaboto), para desembarcar, mañana y pasado, en el Foro Cultural de la UNL de la capital provincial.
El proyecto surgió en 2008 cuando Guirado fue convocado por la Associació d’Actors i Directors Professionals de Catalunya, en Barcelona, donde dictó un curso intensivo para actores y directores. De allí en más, y con la presencia cercana de un montaje similar estrenado por el mismo director con la comedia de la Universidad del Litoral (UNL), en la ciudad de Santa Fe en 2006, y tras ganar una de las convocatorias para coproducciones de Iberescena, la presente versión de la obra se revela, frente a su predecesora, como un giro brusco hacia el costado más aciago del conflicto, partiendo de un concepto dramatúrgico en el que prevalecen la ironía, la crítica al sistema capitalista, el individualismo, la manipulación genética (el mal, la contaminación, las enfermedades) y el cuerpo como un campo de batalla en el que la sexualidad trunca se vuelve un signo de aquello que no se puede concretar, al tiempo que los personajes arriban a la conclusión de que “el mal no está en el cuerpo sino en el alma”.
De este modo, y apelando al sentido más poético que aportan las improvisaciones que van acompañadas de un texto que asumió su forma tanto en acto como en el papel, Guirado jugó esta versión al frente de un equipo de grandes actores, cuya intensidad y entrega se revela como uno de los mayores capitales del proyecto. Aquí están las reinas, las dos mujeres del monarca (María y Margarita, como las de Ionesco); son las que lo conocen pero, al mismo tiempo, las que lo fagocitan. También está el médico, un personaje mengueliano, especulador, cuya atrocidad es directamente proporcional a su curiosidad por saber cómo terminará todo; y también está “ella”, un cuerpo silenciado que resume a todos los demás. Es en ese microcosmos, a mitad de camino entre sala de terapia, quirófano, prostíbulo y palacio, donde Guirado construye y deconstruye lo que representa el poder frente a la muerte, es decir la nada. Aquí lo fundante es el significado de la muerte, el ensayo permanente acerca “de cómo se muere” (título original del proyecto), la idea de poder entender ese momento que trastoca la continuidad de todo, ese presagio fatal e inexorable que iguala, que pone al “monarca” en estado de desesperación, y a su entorno, impotente frente a eso que es inapelable.
Es así cómo la puesta adquiere una relevancia inusual si se tiene en cuenta que llega desde Barcelona, donde, a diferencia de otros lugares de España, la monarquía está en constante discusión. Pero lo más interesante es que, en su devenir, el montaje propone una serie de interludios metateatrales: hay un tiempo que es del teatro y otro que es de la vida, pero aquí, intencionalmente, se confunden en un juego en el que intervienen almas desencantadas que, al mismo tiempo, se vuelven espectadoras de su propia finitud frente al rey que se muere inexorablemente.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

La noche de los funestos

Los actores Fabio Fuentes e Ignacio Amione se aprestan maleables a la construcción de dos personajes grises.


CRÍTICA TEATRO

La talentosa actriz Paula García Jurado debuta como directora con la obra “Servicio secreto (mano de obra desocupada)”, del dramaturgo Juan Pablo Giordano, que cuenta con las acertadas actuaciones de Fabio Fuentes e Ignacio Amione










Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del miércoles 12 de septiembre de 2012)Hay algo oscuro, algo no dicho, algo funesto; es la intriga propia de un film noir sobre la que se construye una trama ingeniosa, a lo Tarantino, que se toma los tiempos justos como para edificar el suspenso, algo complejo de abordar en el teatro porque, ya se sabe, por lo general, en el teatro está todo a la vista, demasiado expuesto, y por lo mismo se complejiza el hecho de abonar en lo oculto, en priorizar lo que no se ve por encima de lo que se ve, en una obra que trabaja (se sustenta) sobre los tiempos muertos de dos personajes que esperan, y donde la espera se vuelve todo un signo.
Precisamente, ése parece haber sido el camino elegido por el dramaturgo Juan Pablo Giordano (creador de la saga Argentina arde) para la escritura de Servicio secreto (mano de obra desocupada), texto que implicó el auspicioso debut en la dirección de la talentosa actriz Paula García Jurado, intérprete de la recordada Mujeres oscuras y de la aún en cartel Baby Jane.
Tomando como disparador que entre los años 1995 y 1998 el gobierno de la “sobredimensionada” provincia de Buenos Aires despidió a unos 900 efectivos de la fuerza policial por estar involucrados en diversos crímenes y delitos (lo que en la jerga se llama “limpieza”), Servicio secreto muestra el infortunado destino de dos de ellos que, en su afán de ganarse la vida, terminan como matones a sueldo de uno de esos capos, empresarios de la noche cuya insoslayable presencia marcó a fuego los fatídicos años 90 y el menemato.
Son dos hombres jóvenes y son pocos los datos que aportan al contexto en el que se mueven, lo cual se convierte en el primer gran acierto. Queda claro que son dos fisgones, dos voyeurs, dos tipos sin escrúpulos que, como escapados de Pulp Fiction (y otra vez Tarantino), conviven en una noche en la trastienda de un boliche mientras el jefe de ambos da rienda suelta a sus juegos sexuales con señoritas que contrata y prostituye. Hay algo singular: uno de ellos tiene amarrado a su muñeca, con unas esposas, un maletín con dinero, otro dato que acerca la trama a la cinematografía tarantinesca.
El mayor hallazgo de esta puesta está en el traspaso del texto al lenguaje escénico, porque en ciernes no se trata de un texto complejo más allá de sus guiños a la debacle económica de aquellos años o al psicoanálisis que hacía mella en una sociedad sin consuelo que se volvía espectadora de la gran caída de todos los valores (sobre todo los morales). Por el contrario, es su simpleza y cierta vaguedad lo que lo vuelve atractivo, dado que esa variable obliga a preguntarse quiénes son estos hombres, qué es lo que esperan (vaya tema para el teatro), cómo se enfrentan a esos tiempos muertos que les toca vivir cada jornada y sobre todo, adónde irá a parar la trama, en un comienzo teñida con música de los 90 como Duran Duran, Prince o la archiescuchada versión de entonces de “Hooked on a feeling” (la del “uka shaka”).
Los actores Fabio Fuentes e Ignacio Amione, los protagonistas, se aprestan maleables a la construcción de dos personajes grises, algo teñidos de la lógica violenta pero contenida de El Montaplatos, de Harold Pinter, que Giordano reconoce como obra inspiradora, y que en los 60 impregnaba el teatro de esos años con su lógica beckettiana y absurda, surgida de la incandescente Esperando a Godot.
Aunque aquí lo absurdo se vuelve un gran interrogante, apelando a la espera como un tiempo de tránsito, agobiante, inexplicable, en el que lo tosco de estos personajes, esa especie de juego de manos peligroso y fatal al que recurren cuando el hastío les quita la respiración, sirve como preanuncio de la tragedia que irremediablemente estará por venir.
Es en este punto que la directora saca el mayor provecho de los silencios, de los movimientos mínimos, de las sutilezas, de las miradas y de los diálogos, a veces monosilábicos. Y es ahí donde se vuelve notable el trabajo de construcción de esos personajes que habitan en la nada, que añoran lo que no son ni serán, que viven como de prestado, que repiten una fórmula y que se revelan como dos de los tantos paradigmas de una década infame, en la que el individualismo forzó a las personas a hacer aquello que nunca hubiesen ni siquiera podido imaginar con tal de poder “zafar”.

jueves, 6 de septiembre de 2012

La concreción de un viejo sueño


El Concejo Municipal debate y vota este mediodía en Córdoba al 500, el proyecto para la creación de una Comedia con elencos rotativos que garantizará el montaje integral de un espectáculo por año. Teatreros convocan al Concejo


Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del jueves 6 de septiembre de 2012)
En febrero de este año, un grupo de creadores vinculados al quehacer teatral rosarino comenzó a juntarse cada miércoles en el bar-teatro que hoy se conoce como Bienvenida Casandra, con la intención de buscar objetivos comunes y abrir un debate concreto acerca de problemáticas tales como la profesionalización, la puesta en valor de la tarea del teatrista rosarino, la falta de público y de salas, entre otros. Entre los emergentes de aquellos primeros encuentros, surgió la génesis de lo que hoy se conoce como Movimiento VEA Teatro Rosarino, un colectivo que, luego de varios meses de debate, consensos y disensos, llegó a la redacción de un proyecto de ordenanza para la creación de una Comedia Municipal de Teatro que presentó ante la Secretaría de Cultura. Con el impulso de la misma, el martes la iniciativa tuvo despacho de comisión en Concejo Municipal y hoy se votará en el recinto, concretando de este modo un sueño largamente anhelado, que se revela, además, como un hecho histórico por la lucha que, entre muchos otros, dieron en su momento creadores del teatro local como Norberto Campos o María Teresa Gordillo.
“Después de un largo y esforzado camino, este mediodía, es el momento clave para concretar en una ordenanza que se va a votar tras casi un año de militancia, que incluyó reuniones, acuerdos y desacuerdos, por lograr la Comedia Municipal de Teatro, sin desconocer la larga historia que tiene esta lucha que, en mayor o menor medida, viene desde los años 60, cuando se empezó a pelear por tener un espacio público para el teatro rosarino”, relató la actriz y directora Carla Saccani, quien mantuvo un diálogo con El Ciudadano junto a otros integrantes del VEA como los teatristas Flavio Soso, Sebastián Villar Rojas y Luis María Fittipaldi, y el periodista y crítico teatral Julio Cejas (Rosario12, Critea).
“Desde el año 1969 que los teatristas locales pelean por la creación de una Comedia Municipal, y la que se propone es mucho más democrática que otras que ya existen en el país, dado que los elencos serán rotativos y los artistas contratados, con un piso de, al menos, una producción anual que tendrá al teatro La Comedia como espacio de producción”, recordó Fittipaldi, quien junto con sus compañeros enumeró los apoyos obtenidos, entre otros, el de la Asociación Argentina de Actores (se espera hoy la presencia de su titular a nivel nacional, Alejandra Darín) y de las Escuelas Provinciales de Teatro locales.
Respecto de la “decantación” que tuvieron aquellas primeras reuniones masivas, el actor Flavio Soso dijo: “Fue un proceso lógico, se dio porque es así, porque después de agolparnos, fueron quedando los que tenían un objetivo común y confiaban en que esto podía concretarse, más allá de que este proyecto de Comedia Municipal tiene como rasgo distintivo su formato democrático y abierto para todos”.
A su tiempo, el crítico teatral Julio Cejas expresó: “Por primera vez, un grupo de gente vinculada con el teatro se propone intervenir sobre las políticas culturales de esta ciudad y es escuchado, cuando parecía que esas cuestiones estaban vedadas para determinados sectores. Por eso es que estamos convencidos de que se trata de un hecho histórico para el teatro local, porque además pone en valor el concepto de que las políticas culturales nos pertenecen a todos”.
Finalmente, el dramaturgo y director Sebastián Villar Rojas detalló algunos aspectos que marcarán las particularidades de la inminente Comedia Municipal: “En ciernes, se tratará de un teatro oficial, es decir financiado por el Estado municipal, cuyas producciones, al menos una por año, se concretarán por concurso, y los actores serán elegidos a través de castings abiertos. La particularidad es que estos teatristas no se podrán repetir por un período de, al menos, dos años, y además, la Comedia no implicará la creación de un elenco estable, lo que permitirá el movimiento y la renovación constante de sus integrantes, y al mismo tiempo, la puesta en valor de la producción teatral rosarina en su totalidad, porque la Comedia Municipal serviría de vidriera para las demás producciones independientes”.

Convocatoria al Concejo
Los integrantes del Movimiento VEA Teatro Rosarino, que de este modo concretan uno de sus proyectos más anhelados pero seguirán trabajando por otros como la creación de una bolsa de trabajo y un premio a la producción teatral local, convocan para hoy, a las 12.30, a toda la comunidad teatral, personalidades de la cultura y público en general a que se acerquen al Concejo Municipal (Córdoba 501) para acompañar la votación.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

“La tercera parte del mar”, de regreso a la cartelera local


“Esta obra nos abrió una puerta en el contexto de la comunidad teatral, de algún modo, nos volvimos visibles”, dijo Haidar, aquí rodeado de sus actores.

TEATRO. La obra de Alejandro Tantanian, con la dirección de Felipe Haidar, y las actuaciones de María Cecilia Borri y Emiliano Dasso, se presenta los domingos de septiembre, a partir de las 21, en la sala La Manzana, de San Juan 1950

Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del miércoles 5 de septiembre de 2012)
La tercera parte del mar, del dramaturgo y director porteño Alejandro Tantanian, en versión del debutante Felipe Haidar al frente del equipo artístico Enjambre P, está de regreso en la cartelera rosarina. La obra, que se presenta los domingos a las 21, en La Manzana (San Juan 1950), encierra una serie de interrogantes a partir de la historia de dos personajes que se encuentran una noche de manera fortuita. De allí en más, Tantanian despliega un magma temático que, por algunos lugares, remite a la impronta del teatro argentino de la posdictadura (la obra se estrenó en 1999), dado que en el conflicto irrumpe fuertemente la problemática de los desaparecidos, a partir de un texto muy poético que pone distancia del realismo imperante en el teatro argentino de producción reciente.
“La obra surge a partir del montaje de una escena para rendir una materia vinculada con la dirección de actores de la Escuela Provincial de Teatro, donde lo tenía como profesor a Gustavo Guirado. De ese modo, me topé con este texto que me resultó alucinante porque lo encuentro muy cercano a la literatura: me parecía que era muy sinuoso, muy complejo y que era un gran desafío. Arrancamos haciendo una escena que era un recorte del total de la obra, y los buenos resultados obtenidos nos llevaron a querer montar la obra en su totalidad”, contó el novel director santafesino, radicado en Rosario, Felipe Haidar, de sólo 22 años, quien en la obra dirige a María Cecilia Borri y Emiliano Dasso.
El director, quien ya se contactó con el reconocido dramaturgo, actor y director porteño Alejandro Tantanian, quien viajará a Rosario para conocer la elogiada versión local de su obra, detalló: “Lo que vino después de aquella primera decisión fue un arduo trabajo que nos llevó dos años; fue un largo proceso de aprendizaje en el que, además, luego de superar muchas barreras y prejuicios propios y ajenos, nos constituimos como grupo de trabajo. Finalmente, la gran sorpresa fue la repercusión que la obra tuvo con el público que se polarizó: está la gente a la que le gusta mucho y otra a la que no le gusta nada”.
Respecto de la dificultad de trabajar una poética que se distancia bastante de la que por estos días se puede ver en el teatro rosarino, María Cecilia Borri detalló: “Fue y es una experiencia bellísima, y sobre todo es un gran desafío lo que pasa en cada función con la gente, porque hay textos que son muy lindos para actuarlos, pero que no generan nada en el público. Y desde el entramado de la obra, fue de una gran dificultad que aquello que se dice como parlamento no suene sólo a poesía sino que se refleje como un texto teatral y que la gente así lo pueda asimilar”.  
Respecto del riesgo que implica tanto el texto como la forma de contarlo elegida por este grupo de trabajo, donde se impone cierta lógica del teatro antropológico, el director se explayó: “Desde el momento en el que decidimos seguir adelante con los ensayos y llegar al estreno de la obra, sabíamos que se nos venían cosas riesgosas como las que hay, y lo fuimos trabajando de a poco; fueron procesos. En el caso de Cecilia, fue a partir de muchas pruebas hasta que encontró la intensidad que necesitaba el personaje, que del mismo modo que está cargado de cosas, está también despojado. Quizás esto tenga que ver con una decisión a priori que tomamos, donde no buscábamos una comprensión por parte del espectador pero sí poder generar las sensaciones que atraviesan los personajes y que van desde lo visual a la cercanía que los personajes tienen con el público. Siempre pretendimos que el espectador sea parte de este universo poético y plástico que estamos narrando”. 
Con relación a la desnudez que encaran por momentos los personajes, que en el devenir de la obra adquiere una coherencia y justificación que dista mucho de lo que la desnudez implica hoy en el mundo mediatizado de la televisión, la actriz expresó: “En el contexto del proceso al que refiere Felipe, la desnudez se transforma por momentos en el «vestuario» que en ese pasaje requiere el personaje”.
Finalmente, el director adelantó que con el mismo grupo prepara para el año próximo (seguramente abril) el estreno de una versión de La escuálida familia, de Lola Arias, en la que se cuenta con cierta “deformidad” la historia de un grupo familiar. “Sentimos que, como grupo, La tercera parte del mar nos abrió una puerta en el contexto de la comunidad teatral, de algún modo, nos volvimos visibles”, concluyó. 

ACERCA DEL RELATO
Respecto de los mundos que encierra esta obra, que van desde el campo de lo literario a lo ideológico, pasando por lo histórico y lo vincular, el director Felipe Haidar resumió: “Es una historia que transcurre en una noche donde el personaje de Rodrigo llega a la casa de Victoria en búsqueda de ayuda porque sufre un accidente. Allí se encuentra con una mujer que, a primera vista, está perturbada por un pasado que el devenir de la obra irá develando; es algo escondido de ese pasado que afecta radicalmente en su presente”, a lo que Borri agregó: “Conforme va pasando la noche, se va sabiendo y conociendo cuáles son los pormenores de ese pasado, al tiempo que se va develando quién es Rodrigo en realidad, porqué está ahí; es decir que se da una identificación entre los dos personajes, porque más allá de su pasado diferente, hay puntos en los que coinciden”.

La belleza como “terror domesticado”
Una mujer que dice saber el idioma de Dios, una mujer que se revela como el paradigma de otras que desaparecieron y que, quizás, son ella misma; la tortura como rasgo determinante de la infancia y la presencia de un hombre (quizás el padre) que vuelve en otro cuerpo en un claro guiño a la tragedia, para poner a funcionar, una vez más, la belleza de las palabras más terribles, asegurando que la belleza “no es más que terror domesticado”.
Si algo quedaba de cierto realismo en el comienzo del texto original de La tercera parte del mar (un hombre que sufre un accidente y en medio de la noche, abrumado, llega a la casa de una misteriosa mujer), ya no está, y cada espectador deberá reconstruir la pequeña prehistoria que une fortuitamente (o no) el destino desdichado de Victoria y Rodrigo en una especie de limbo entre cielo e infierno, donde la muerte, siempre presente, como suele hacerlo, les jugará una mala pasada, y hasta se reirá con su mueca más grotesca. Frente a espejos que fragmentan y deforman lo que el espectador puede ver a simple vista, Victoria, casi como una niña que pide ser nombrada “para existir”, comienza a mover las fichas de una jugada en la que pasado y presente serán puestos a prueba, dejando entrever que otra realidad se teje a la sombra de esa que aparece en primer plano.

El viaje iniciático de Dionisio Luna, un habitante de la calle




Dionisio Luna, “un hombre que llegó hasta el fin del mundo para erigir allí su condición de sin hogar”, sostiene Lamas.



ESTRENO TEATRO. El actor y director Severo Callaci dirige a Lautaro Lamas en el unipersonal “Aire puro (en el viento)”, sobre la vida de un croto, que se presenta los sábados, a las 22, en la sala El Rayo, de Salta al 2900


Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del sábado 1º de septiembre de 2012)
El octubre de 2010, el actor rosarino Lautaro Lamas estrenaba para el público local, luego de un vasto recorrido con el mismo personaje por otras latitudes, Un croto, espectáculo en el que desentrañaba algunas de las singularidades de un hombre que vivía en la calle, inspirado libremente en la historia de Cachilo, “el poeta de los muros”, acaso el más emblemático de  los crotos rosarinos, al mismo tiempo que en el texto se revelaban pasajes de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes.
Esta noche a las 22, en la sala El Rayo (Santa 2991), el mismo Lamas, ahora bajo la dirección de Severo Callaci, estrenará Aire puro (en el viento), una nueva lectura acerca del mismo personaje que, según cuenta, viró para otro lado.
En todas las ciudades de todos los tiempos han existido crotos, hombres libres que vagan por las calles con sus perros y sus harapos. La obra narra la historia y el viaje iniciático de Dionisio Luna, “un hombre que llegó hasta el fin del mundo para erigir allí su condición de sin hogar”, sostiene Lamas.
“En esta nueva etapa del personaje se cuenta la historia de un hombre que un día se despierta en un umbral y comienza a contar su sueño”, expresó el actor acerca de este doble recorrido emprendido en 2010, por un lado, con un personaje ya transitado, y por otro, frente a la mirada del talentoso actor y director Severo Callaci, quien aportó al personaje y a su historia nuevas particularidades.
Este acontecimiento lleva a Dionisio a recordar su infancia, su historia familiar, su juventud y el amor. Luego se entrelazan los tiempos, lo real y sobrenatural y los momentos de su historia. “El personaje atraviesa su vida de casado, su abandono del hogar y del mundo, y su aventura iniciática en un recorrido que es finalmente su viaje interior”, adelanta el parte de prensa.
“Este es un croto mítico llamado Dionisio Luna, un personaje que yo ya había trabajado, aunque el proceso junto a Severo Callaci llevó al personaje para otro lado, más allá del estado de indigencia en el que vive en la calle, que es lo que se ve en un primer plano”, relató el actor, quien agregó: “En esta etapa, y gracias a la mirada inteligente de Severo, nos metimos en su viaje iniciático y en su búsqueda personal, y la obra tomó un rumbo diferente al que tenía Un croto”.
Respecto de los motivos que llevaron a Dionisio Luna a estar en la calle, el actor reveló: “Lo mismo que le pasa a este personaje le pasa a muchas de estas personas que habitan en la calle. Hay algunos que no tuvieron otra oportunidad más que optar por ese lugar, y hay otras personas que eligen la calle  como lugar para vivir; de algún modo, se trata de personas que eligen vivir por fuera de la sociedad tal cual está constituida, y en estas personas se revela un gran deseo de libertad. En todos estos años en los que he transitado el personaje tuve la oportunidad de hablar con algunos crotos o linyeras de los caminos, y muchos de ellos sostienen que esa vida elegida es la que les garantiza el mayor estado de libertad al que puedan aspirar”. 
Finalmente, el actor detalló: “Siento que en esta etapa, después de experimentar bastante con el recorrido y con la prehistoria que podría tener este personaje, tomamos un poco como referencia a ese tipo de vagabundo o de «clochard » que está en la calle porque elige vivir de ese modo. Por eso, como relato, elegimos como disparador un despertar y la narración de un sueño que es la excusa para comenzar a desandar la vida de Dionisio y los motivos que lo llevaron a elegir la calle como lugar definitivo para vivir”.