“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




martes, 31 de agosto de 2010

EL VIEJO VARIETE POR UNA ACTRIZ ESTUPENDA


Monica Cabrera, actriz de la exitosa telenovela "Malparida" y del unitario "Tratame bien", trae su unipersonal a Rosario
EL CLUB DE LAS BATACLANAS, el sábado 11 de septiembre, a las 21.30, en el Club Imperial.
Sarmiento y el río (Misión del Marinero).
Anticipadas en venta en Club Imperial y Music Shop (Sarmiento 789)


AMBITO FINANCIERO.
Escribe PATRICIA ESPINOSA.
EL VIEJO VARIETE POR UNA ACTRIZ ESTUPENDA.

Una de las canciones de María Elena Walsh describe el viejo varieté como un lugar para "el olvido y el placer" y un género capaz de despertar la ilusión del público con sólo "cartón pintado y un fondo musical".
El nuevo espectáculo de Mónica Cabrera se mete en ese pintoresco mundo del que surgieron grandes figuras de la revista porteña e inolvidables capocómicos de lengua incisiva. Sus bataclanas son mujeres apasionadas y enérgicas, que conocieron los brillos del escenario y también las miserias de la vida, con sus excesos y sus desventuras amorosas. Entre canción y canción van pasando revista a un divertido anecdotario pleno de situaciones insólitas y de sabias observaciones sobre la condición humana.

Variete porteño
La actriz interpreta a seis viejas artistas del variete porteño, otorgándole a cada una de ellas un registro propio que las distingue claramente del resto, ya sea por personalidad, historia de vida o por sus diversas obsesiones, como la adicción al cigarrillo.
Mónica Cabrera (también directora de la obra y sorprendente autora) se vale del humor y del perfil delirante de sus personajes para encarar temas o problemáticas muchas veces amargas y en general nada complacientes. El público estalla en carcajadas con los gestos gallináceos de Coral (una antigua corista que sólo utiliza palabras que empiecen con "co"), pero también festeja el demoledor discurso de Violeta, una fanática que se dedica a promover el amor posesivo.
Más allá de sus excesos y delirios, el personaje logra resumir en sí mismo aquellos universales de la relación amorosa que ya el propio Freud se encargó de incluir en sus estudios.
Amapola es la que recibe al público en medio de exasperantes reflexiones sobre la vejez, la decadencia moral y las rivalidades que surgen en el escenario. Su contrapartida es Alhelí, una simpática ex bataclana, hoy abuela, que se las ingenia para sacarle el jugo a una hot-line y seguir ocupándose de su familia.
Su versión porno-musical de un conocido tema infantil ofrece uno de los momentos más desopilantes de la obra. Hortensia, en cambio, es una parsimoniosa dama con un crimen en su haber, que dice haber amado al líder radical Leandro N. Alem, pese a ser considerado “aburrido”.
Gracias a su ductilidad y su capacidad expresiva como actriz y como cantante, Cabrera se sumerge en una constante metamorfosis apenas interrumpida por los cambios de vestuario.


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