ESTRENO TEATRO. Se conoce “Nunca estuviste tan adorable”, de Javier Daulte, con dirección de Aldo Pricco, que se presenta esta noche y el próximo viernes, a partir de las 21, en la sala La Comedia de Mitre y Ricardone
Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del viernes 10 de agosto de 2012)
Lo que el imaginario colectivo remeda como pasado, imágenes de un momento de la vida del país que, entre los años 50 y 70, buscó componer un modelo de familia que con el tiempo se diluyó, aparece fuertemente revelado en Nunca estuviste tan adorable, biodrama (drama basado en una biografía) del dramaturgo y director porteño Javier Daulte, estrenado en 2004, que esta noche y el próximo viernes, a las 21, desembarcará en La Comedia (Mitre y Ricardone), en versión local, con las actuaciones de Mónica Alfonso, Mirta Maurizi, Juan Carlos Capello, Juan Pablo Cabral, Puli Rainero, Leandro Urrere y Fabiola Pavetto, bajo la dirección de Aldo Pricco.
Nunca estuviste tan adorable es, en ciernes, una comedia dramática de género realista dividida en dos actos atravesados por dos épocas. “Me parece que, más que una mirada crítica con la clase media de esta generación, lo que propone es una mirada indulgente para que el público pueda emocionarse, reírse, enternecerse, angustiarse; quizás no se trate de comprenderla, sino que tenga más que ver con sentirla y acompañarla”, sostiene Pricco acerca de esta obra.
Un marido casi ausente, unos hijos jóvenes, la vecina, una amiga y su yerno serán quienes orbiten alrededor de Blanca, una madre omnipresente, dueña y señora del hogar. En esta pieza, Daulte expone parte de su vida personal, donde los protagonistas de las historias narradas son su madre, su padre, sus abuelos, tíos y una vecina que, con la pátina que deja el paso del tiempo y lo que un adulto puede recordar de su niñez, adquirieron forma de obra.
“Yo no vi la versión de Javier Daulte, que es la original; me han contado que fue muy fastuosa, con un final a toda orquesta. Nosotros proponemos, a partir del texto, una versión más de cámara, más pequeña e intimista; reducimos ciertos aspectos de formato musical que tenía la versión original, y sólo mantenemos el final, que pide el texto, y que tiene que ver con una especie de homenaje a las ilusiones de Blanca (Alfonso), el personaje que representa a la abuela del autor de la obra, que se maravillaba viendo películas como Bailando nace el amor (1942), protagonizada por Fred Astaire y Rita Hayworth”, adelantó Pricco.
“En esta versión –continuó el director–, la intimidad nos lleva quizás a un plano más psicológico, nos quedamos con esa gran contradicción de momentos de ternura, de pequeña tragedia, y a la vez, de humor que tiene el texto”.
Nunca estuviste tan adorable es, en ciernes, una comedia dramática de género realista dividida en dos actos atravesados por dos épocas. “Me parece que, más que una mirada crítica con la clase media de esta generación, lo que propone es una mirada indulgente para que el público pueda emocionarse, reírse, enternecerse, angustiarse; quizás no se trate de comprenderla, sino que tenga más que ver con sentirla y acompañarla”, sostiene Pricco acerca de esta obra.
Un marido casi ausente, unos hijos jóvenes, la vecina, una amiga y su yerno serán quienes orbiten alrededor de Blanca, una madre omnipresente, dueña y señora del hogar. En esta pieza, Daulte expone parte de su vida personal, donde los protagonistas de las historias narradas son su madre, su padre, sus abuelos, tíos y una vecina que, con la pátina que deja el paso del tiempo y lo que un adulto puede recordar de su niñez, adquirieron forma de obra.
“Yo no vi la versión de Javier Daulte, que es la original; me han contado que fue muy fastuosa, con un final a toda orquesta. Nosotros proponemos, a partir del texto, una versión más de cámara, más pequeña e intimista; reducimos ciertos aspectos de formato musical que tenía la versión original, y sólo mantenemos el final, que pide el texto, y que tiene que ver con una especie de homenaje a las ilusiones de Blanca (Alfonso), el personaje que representa a la abuela del autor de la obra, que se maravillaba viendo películas como Bailando nace el amor (1942), protagonizada por Fred Astaire y Rita Hayworth”, adelantó Pricco.
“En esta versión –continuó el director–, la intimidad nos lleva quizás a un plano más psicológico, nos quedamos con esa gran contradicción de momentos de ternura, de pequeña tragedia, y a la vez, de humor que tiene el texto”.
Respecto de la irrupción de la televisión y su influencia en la sociedad en medio de las dos décadas que atraviesa la pieza, el director reflexionó: “El televisor es el primer objeto de una secuencia de regalos que aparecen en la obra, aunque más allá de este misterio que encierra el conflicto hacemos hincapié en la gran historia de amor que se cuenta, que en realidad es un simulacro, porque es una historia de amor que nunca encuentra su lugar, que es la historia de amor de los abuelos de Daulte, y de cómo este hecho se repite en la generación siguiente, es decir en la de los padres del autor. En nuestra lectura de la obra, hacemos un corrimiento respecto de este fenómeno masivo que implicó la televisión para meternos más de lleno en cómo vivió sus historias de amor toda una generación”.
Respecto de la fábula que encierra la pieza, Pricco, que ya ha transitado la problemática familiar en Una tragedia argentina (Daniel Dalmaroni), y que del mismo Daulte montó una recordada versión de Fuera de cuadro, reflexionó: “Hay una historia central en la que Blanca, la matriarca, va recibiendo regalos pero se desconoce de quién, y donde los personajes se sienten constantemente impelidos a preguntar si son queridos. Al mismo tiempo, el simulacro que se arma hace que el amor parezca más verdadero, y es, también, una historia entre los sueños del galán que nunca llega y la ilusión que deviene de lo hollywoodense, frente a las heladeras pagadas en cuotas y esta cosa tan de la clase media de querer vivir como no es, con el cine siempre presente, acompañando esa ilusión”.
Respecto de la fábula que encierra la pieza, Pricco, que ya ha transitado la problemática familiar en Una tragedia argentina (Daniel Dalmaroni), y que del mismo Daulte montó una recordada versión de Fuera de cuadro, reflexionó: “Hay una historia central en la que Blanca, la matriarca, va recibiendo regalos pero se desconoce de quién, y donde los personajes se sienten constantemente impelidos a preguntar si son queridos. Al mismo tiempo, el simulacro que se arma hace que el amor parezca más verdadero, y es, también, una historia entre los sueños del galán que nunca llega y la ilusión que deviene de lo hollywoodense, frente a las heladeras pagadas en cuotas y esta cosa tan de la clase media de querer vivir como no es, con el cine siempre presente, acompañando esa ilusión”.
El regreso de Mónica Alfonso
“En esta obra, la música tiene una función muy importante”, dice conmovida Mónica Alfonso, quien de este modo regresa a los escenarios junto con un elenco, luego de 16 años dedicados a sus unipersonales. La actriz, que por varias temporadas desplegó su talento en Desnuda de terciopelo, bajo la dirección de Chiqui González, expresó: “Tenía muchas ganas de trabajar en equipo, y también me reencuentro con Aldo, que fue una de las primeras personas con las que trabajé en teatro. Y esta es nuestra versión del biodrama de Daulte, porque somos otros actores los que la contamos”.
“Es la historia de una familia de clase media –agregó la actriz–, y lo que se cuenta es realista, apelando a la emoción, a la identificación y al reconocimiento de este conflicto por parte del público. Seguramente, habrá algún momento de la obra en la que los espectadores lo sentirán como propio”.
Con relación a su personaje y al momento de la historia argentina en el que vive, la actriz rememoró: “Es una época que me gusta mucho, porque yo la viví con intensidad, y de la cual tengo maravillosos recuerdos; la influencia de los personajes del cine en nuestras vidas, en nuestra ropa, en nuestra manera de bailar, de movernos, son tópicos que atraviesa este espectáculo. Por eso, desde que Aldo me propuso el personaje, sentí que era como un guante en el cual podía meterme para contar lo que el mismo Daulte presenta como la historia de lo que le contaron, la historia de lo que fue y la historia de lo que a él le hubiera gustado que sea”.
“Es la historia de una familia de clase media –agregó la actriz–, y lo que se cuenta es realista, apelando a la emoción, a la identificación y al reconocimiento de este conflicto por parte del público. Seguramente, habrá algún momento de la obra en la que los espectadores lo sentirán como propio”.
Con relación a su personaje y al momento de la historia argentina en el que vive, la actriz rememoró: “Es una época que me gusta mucho, porque yo la viví con intensidad, y de la cual tengo maravillosos recuerdos; la influencia de los personajes del cine en nuestras vidas, en nuestra ropa, en nuestra manera de bailar, de movernos, son tópicos que atraviesa este espectáculo. Por eso, desde que Aldo me propuso el personaje, sentí que era como un guante en el cual podía meterme para contar lo que el mismo Daulte presenta como la historia de lo que le contaron, la historia de lo que fue y la historia de lo que a él le hubiera gustado que sea”.
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