TABLAO FLAMENCO. El jueves último por la noche, en el resto bar Baraka, de Callao 120 bis, la reconocida bailaora Laura Manzella, junto a su colega local Julieta Dibidino y el guitarrista Mariano Manzella, hicieron gala de su talento
Por Miguel Passarini
Como es habitual, cuando la cartelera local se aquieta durante el agobiante verano rosarino, suelen aparecer algunas sorpresas (pocas) en materia de espectáculos.
Algo así sucedió el jueves por la noche, cuando alrededor de las 23 subió al pequeño escenario del resto bar cultural Baraka (Callao 120 bis), en pleno corazón de Pichincha, la bailaora porteña Laura Manzella junto a su colega local Julieta Dibidino, ambas acompañadas en cante y guitarra por Mariano Manzella.
Por si quedaban dudas de quién es Manzella dentro del mundo del flamenco “criollo” de proyección internacional, la bailaora, anfitriona porteña de la feria flamenca del Bicentenario 2010 que se realizó durante abril del año pasado en Buenos Aires, hizo gala de su fama y arremetió con su habitual profundidad para abrir la noche e ir de “lo jondo a la juerga”, tal como anunciaba la escueta gacetilla de prensa que hacía prever, ante todo, un show íntimo para los amantes del género.
Sin embargo, desde la intensidad de los primeros palos, y como exorcizando la noche con sus movimientos, Manzella abrió el juego con su estilo profundo y su irreprochable profesionalismo, dejando en claro que el flamenco es una danza que involucra no sólo el cuerpo sino también el rostro, la mirada, y sobre todo, los sentimientos. De no ser así, el flamenco no es nada.
Amores truncos, albores de tragedia y una pena propia del folclore andaluz que sólo logran transmitir algunos pocos, se hicieron presentes en el comienzo de un show que luego dio paso a lo más festivo, habiendo dejado atrás las bulerías.
Manzella, con dos décadas de trayectoria, es una de las figuras habituales del Festival de Albuquerque (Estados Unidos, el más importante de flamenco que se realiza fuera de España), y entre otros, ha compartido escenarios con artistas consagrados como Rafael Amargo, Diego Amador o Carmen La Talegona.
Por el lado del crédito local, Julieta Dibidino, quien lleva adelante el espacio de formación El Rosario, estudio de arte flamenco, acompañó a Manzella en ciertos pasajes, del mismo modo que desplegó algunos solos en los que brillaron su ajustado taconeo y su refinado movimiento de manos, uno de los tópicos de la danza flamenca.
En el medio, un sorpresivo e improvisado cantaor que acompañaba festivo con palmas desde la barra, se sumó al tablao regalando a los presentes algunos cantes con su voz quebrada, para dar paso a un segmento final donde se hizo presente la alegría.
Acaso con el tono más andaluz, sevillanas y rumbas tentaron a algunas “flamencas” presentes en la platea a subir al tablao a regalar su arte, merced a la generosidad de las maestras presentes.
De este modo, en una de las tantas calurosas noches del verano rosarino, una brisa andaluza oriunda de Villa Luro pasó por Baraka. Como sucede en contadas ocasiones, y quizás en consonancia con el significado de la palabra Baraka (que en árabe hace referencia de una “bendición divina”) el duende del flamenco dijo presente. Los concurrentes, felices, pidieron más y lo tuvieron. Y la expresión de deseo por un nuevo tablao antes de que termine el verano, quizás se cumpla pronto.
Julieta Dibidino, con su baile, transmite toda la pureza y la fuerza del flamenco. Es una gran persona y profesora. Humilde, por sobre todas las cosas y super luchadora.
ResponderEliminarSus alumnas, felices con sus logros!
A QUIEN QUIERA:
ResponderEliminarRuego me informen oportunamente, la actuación de Julieta o los Manzella, en Buenos Aires.
Mi dirección baby3764@yahoo.es
Lic. ROBERTO BLANCO