“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




viernes, 20 de enero de 2012

Entre el estupor y la vergüenza


DENUNCIA Y RECLAMO. La actriz y directora teatral rosarina Patricia Pareja habla de las situaciones denigrantes que vivieron elencos de todo el país, incluido el suyo, durante la reciente 51ª edición del Festival de Teatro Infantil de Necochea, encuentro que finalizó el pasado 10 de enero


Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del 21 de enero de 2012)
A lo largo de su historia, el Festival de Teatro Infantil de Necochea, que recientemente llevó adelante su 51ª edición (del 5 al 10 de enero) y cuya inauguración, hace cinco décadas, contó con la presencia de la recordada María Elena Walsh, se caracterizó por ofrecer un espacio valioso a una estética que, muchas veces, es manipulada o malentendida por quienes la llevan adelante.
Sin embargo, el evento que finalizó hace 10 días, dejó como saldo más visible, y al mismo tiempo repudiable, una organización definitivamente lamentable de parte del municipio de Necochea que se sumó a una serie de irregularidades entre las que aparecen amenazas, insultos y hasta golpes a algunos de los integrantes de uno de los elencos participantes.
Así lo confirmó a este medio la actriz y directora teatral rosarina Patricia Pareja, quien participó del encuentro con su versión de la obra teatral-musical Corazón de bizcochuelo, de Enrique Pinti, de la que también integra el elenco junto con los actores locales Anabela Agostini, Christian Valci, Carlos García, Marcos Sánchez y Gloria Bussano.
“Es casi inenarrable lo que tuvimos que pasar: fuimos alojados en un lugar deplorable, que no comprendía ni siquiera las medidas mínimas de higiene; y fuimos maltratados y amenazados frente a nuestras demandas por mejoras”, relató Pareja, actriz de vasta trayectoria en el ámbito local y nacional, y responsable de una de las doce puestas elegidas, que participaron del encuentro que este año no tuvo el cierre tradicional el martes 10 de enero, tal como se esperaba, ya que los elencos se retiraron antes de tiempo frente a lo desastroso del trato recibido.
Según ratificó Pareja a este diario, ella y su elenco, como pasó con otros, fueron literalmente amenazados por la funcionaria municipal Florencia Trobo a cargo del área Cultura: “Seguí nomás, que vos estás marcada”, le dijo Trobo a la actriz, luego de acusarla de hacer “roscas” con los demás elencos, cuando lo único que reclamaban la mayoría de los participantes era un trato más humano, frente a los sucesivos desplantes de la funcionaria y su equipo de trabajo. Al cierre de la edición del festival, Trobo habría presentado su renuncia pero luego se supo que no fue aceptada, circunstancia que empaña aún más todo lo sucedido.
Pero eso no fue todo: actores del elenco de la obra teatral El mundo es mío, de Mar del Plata, que el domingo 8 por la noche cenaban en el restaurante La Guapa, fueron salvajemente golpeados por cuatro hombres que en esa ocasión y en otras anteriores, acompañaban a la referida directora de Cultura de Necochea, Florencia Trobo, luego de su intento por reclamar su comida.
Horas antes, el mismo elenco, tras la función, había leído en presencia de Trobo y su gente una carta consensuada por todos los elencos participantes donde ponían de manifiesto algunos de sus reclamos frente a las situaciones que habían tenido que afrontar hasta el momento, entre otras, la falta de comida, de agua caliente y de baños en los alojamientos, del mismo modo que la necesaria difusión para los espectáculos que había sido casi nula.
De todos modos, el elenco, conmocionado por la violencia a la que fueron sometidos algunos de sus integrantes, decidió irse de la ciudad horas después del hecho sin hacer la denuncia.
Prácticas que recuerdan los peores momentos de la última dictadura militar, la información de lo sucedido, a pesar del intento por taparla, recorrió las redacciones de diarios y agencias de noticias del país y se sucedieron comunicados de repudio y en apoyo a los actores y elencos, entre otros, uno dado a conocer por la ministra de Innovación y Cultura de la provincia, Chiqui González.
De hecho, el pasado 11 de enero, la Asociación Argentina de Actores, que ya tomó cartas en el asunto, dio a conocer un primer comunicado que lleva la firma de su flamante presidenta, Alejandra Darín, y del secretario general, Luis Alí: “La Asociación Argentina de Actores manifiesta su profundo malestar, y se solidariza dando su apoyo institucional, gremial y legal, a nuestros compañeros actores y talleristas participantes del 51º Festival Infantil de Necochea”, sostiene ese primer informe que buscó sacar a la luz lo sucedido frente a la comuna de Necochea que, más allá de todas las pruebas y testimonios, relativizó los hechos.
En ese momento y después, Trobo rechazó de plano haber tenido responsabilidad alguna en las agresiones denunciadas por los actores y sostuvo en charla con la agencia Télam: “Al dueño de La Guapa lo conozco porque Necochea es un pueblo, es una ciudad chica, y nos conocemos todos; pero en relación a lo que ocurrió yo no estuve allí y sólo sé que el domingo a la noche hubo gente ebria que comenzó a discutir y a pelearse adentro del restaurante”, expresó, tratando de poner el foco del conflicto en otro lado.
A la espera de las respuestas que no llegan, Actores hizo llegar en las últimas horas un nuevo comunicado, que ya es de público conocimiento, al Concejo Deliberante de la Ciudad de Necochea, con copia al intendente, Horacio Telechea, y a la referida directora de Cultura, Florencia Trobo, donde entre otras cosas, se detalla: “Queremos también comunicar que como nos han informado que esta situación anómala sigue sucediendo, y ante el peligro que corre la integridad física de algunos compañeros que aún permanecen en la ciudad de Necochea, la Asociación Argentina de Actores exige a las autoridades responsables que den las garantías suficientes para preservar la seguridad de nuestros compañeros. Requerimos con todo respeto, que se cite a la directora de Cultura a dar las explicaciones, se forme en su caso una Comisión Investigadora y se haga un seguimiento del conflicto a los efectos de sancionar a las personas que han incumplido con sus deberes de funcionarios públicos, y en su caso, se denuncien ante la Justicia y ante el intendente los ilícitos que se constaten, poniéndonos a su disposición para asistir a las audiencias que se dispongan para ampliar la información sobre los hechos que han llegado a nuestro conocimiento”.
Al cierre de esta edición, Trobo continuaba en su cargo, lo que se revela casi como una burla y una falta de respeto de parte de los funcionarios del municipio de Necochea y de todos aquellos que la “sostienen” en el puesto.
Las prácticas de la dictadura son condenadas hoy en la Argentina y en el mundo. En su momento, muchos artistas desaparecieron o se exiliaron ante los embates del terrorismo de Estado. Frente a todo, lo único que queda es la memoria y la justicia, que será donde, en definitiva, tendrá que dirimirse este caso, que trae tristemente al presente prácticas de un horroroso pasado.

martes, 3 de enero de 2012

La generación de un público



BALANCE TEATRO 2011 El camino de la profesionalización finalmente comenzó a ser transitado por el teatro rosarino, en un añodonde se destacaron, entre otros, trabajos como “Fraternidad”, “Ito, teatro para bebés” y “Moderna”

Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del martes 3 de enero de 2012)
El camino de la profesionalización finalmente comenzó a ser transitado por el teatro rosarino en 2011. Así, una puerta grande se abre en el presente, si es que los grupos terminan de comprender algunos factores ligados con la producción, y dentro de ese enorme apartado, con los modos y mecanismos de difusión, variantes que han demostrado ser el gran basamento de una imprescindible generación de público.
Dentro de esta variante, dos movimientos autogestionados han logrado que el trabajo sostenido genere presencia en el medio, independientemente de que luego las propuestas deban estar a la altura de las circunstancias, algo que no pasa en todos los casos.
Por un lado, un grupo no formal de nuevos creadores que rondan los 30 años y que tiene a la actriz y directora Carla Saccani a la cabeza, logró posicionar sus trabajos en la cartelera local, a base de ingenio (el uso de las redes sociales fue determinante) y creatividad, pero con la clara convicción del valor de aquello que se ofrece al público.
Así, la versión de Fraternidad, de Mariano Moro, con dirección de Saccani, pudo superar el periplo que desde comienzos de año debió soportar por los sucesivos cambios de sala, siempre apelando al ingenio y al gran trabajo de Cristian Mengoni y Carlos Chiappero, los protagonistas, quienes encarnan en escena a dos mujeres de alrededor de 50 años.
Pero el mayor mérito de Saccani y su equipo está en haber podido decodificar la impronta de un texto que, si bien está intacto, a nivel de puesta se ve enriquecido y revalorizado por el sustento dramático que suponen cientos de guiños tanto para el adentro como para el afuera del teatro rosarino, un hecho que convirtió a la puesta en uno de los éxitos del año tanto para el público como para la crítica especializada.
Del mismo modo, Sebastián Villar Rojas con Moderna, al frente del grupo Pause, ofreció un entramado entre humor bizarro y algo de tragedia, partiendo de su propia dramaturgia y con un interesante nivel de actuación. Moderna no se parece a nada de lo visto en el teatro rosarino de los últimos años, lo cual ya es un mérito en sí mismo. Una trama imbricada, llena de derivaciones, donde juegan un papel fundamental tanto la casualidad como la causalidad, lleva al espectador desde los atisbos más costumbristas de una comedia brillante (incluso con pasajes del viejo vodevil) a un estadio bizarro, atestado de una información científica difícilmente comprobable, donde aparecen como ejes dramáticos la verdad, la mentira, el amor y el fin del mundo.
Por otra parte, el prolífico colectivo Teatro en Rosario, que agrupa la producción de creadores como Gustavo Guirado, Ricardo Arias, Romina Mazzadi Arro y Esteban Goicoechea, entre algunos otros, más allá de lograr su personería jurídica y recorrer algunos festivales con sus propuestas, ultima los detalles de una revista digital destinada a la crítica y la investigación que funcionará dentro de su página web (www.teatroenrosario.com), y que se sumará a un modo colectivo de difusión de sus producciones.
Por otra parte, de sus propuestas 2011, se destaca el estreno de El miedo (dos vueltas de llave), de Esteban Goicoechea, quien pareciera haber conjugado una serie de variables relacionadas con el miedo, aunque traídas a un presente reconocible (doméstico), a partir del cual elaboró la compleja dramaturgia de la obra, que lleva adelante con un elenco concertado, integrado por Paula García Jurado, Gustavo Sacconi y Ariel Hamoui. El espectáculo resultó ganador frente a un prestigioso jurado del primer premio del concurso de obras teatrales de Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti de Buenos Aires, donde, además, se presentó con una serie de funciones a mediados de año.
Entre las singularidades del año que pasó, y alejado de todo lo conocido en materia de teatro infantil, aparece Ito, teatro para bebés, del grupo Vamos Que Nos Vamos, que dirige Carla Rodríguez, quien concretó una propuesta en la que, desde el campo de lo lúdico, se manifiesta a favor de la simpleza y la emoción, merced al gran trabajo de las actrices y titiriteras Laura Carassai y María Soledad Galván.
Partiendo de la idea de concretar una propuesta para bebés de 0 a 3 años, y luego de trabajar de modo “empírico” con su pequeño hijo Teo en el proceso creativo (desde sus 6 meses a los 2 años, y ahora con el título de “codirector”), la actriz y directora, quien lleva adelante desde hace una década el grupo de teatro infantil Vamos Que Nos Vamos, concretó una propuesta en la que lo instintivo e intuitivo es superador de todo prejuicio, en su devenir por contar la historia de cómo un pequeño gusano de nombre Ito se transforma en una colorida mariposa, dejando a su paso una estela de mensajes positivos tales como el compañerismo, la curiosidad creativa y, sobre todo, el respeto y el amor por la naturaleza.
También se destacaron en 2011 La canción del camino viejo, un proyecto de Línea de Tres que juntó el talento del actor y director teatral Miguel Franchi (El 45), junto con el de los actores Santiago Dejesús (Teatro Katástrofa) y Severo Callaci (Teatro de la Huella), del mismo modo que
Guerra fría (lejos de todo), de Juan Hessel, con las actuaciones de Jesica Biancotto, Melisa Martyniuk y Francisco Fissolo,y la versión rosarina de El secuestro de Isabelita, trabajo que implicó el desembarco en Rosario del dramaturgo y director Daniel Dalmaroni.
Si bien la puesta de Dalmaroni, que parte de una anécdota pequeña, busca reflexionar desde el humor (vaya desafío) sobre las contradicciones de la militancia en los años 70, se complejiza (para bien) en un devenir en el que intervienen cuestiones ligadas con aquel momento del peronismo (el de derecha enfrentado al de izquierda), apelando a un ejercicio de memoria en el que se pone en jaque lo ocurrido con el tamiz que implica el paso del tiempo.
De paso por Rosario, otros rosarinos brillaron en los escenarios locales. Tal es el caso de Juan Pablo Geretto, quien regresó y arrasó (en marzo y en noviembre) con su unipersonal Yo amo a mi maestra normal, una singular vuelta de tuerca sobre La Maestra, su personaje más paradigmático. Del mismo modo, pasó por el Centro Cultural Parque de España la extraordinaria versión porteña de La familia argentina, texto de Alberto Ure (estrenado en Rosario por Rody Bertol), dirigido por Cristina Banegas, con las actuaciones de los rosarinos Claudia Cantero (nominada a varios premios por este trabajo) y Luis Machín, y la porteña Carla Crespo.
Sobre fin de año, nuevamente Carla Saccani al frente de Pasillo Teatro abarrotó dos funciones preestreno de su valiosa versión de El malentendido, de Albert Camus, en la sala Lavardén. Del mismo modo, Ricardo Arias, quien se erige como uno de los pocos que se le anima a Shakespeare, volvió a tomar al Bardo como disparador para concretar Las hijas del Rey Lear, con el esperado regreso a las tablas de David Edery junto a las talentosas Vilma Echeverría, Silvia Ferrari, Elena Guillén y Claudia Schujman.
Seguramente, serán estos dos últimos trabajos, de un altísimo nivel en relación con las actuaciones y la puesta en escena, los que descollarán en la temporada que está por comenzar, sumados a una serie de estrenos y reposiciones que, en su mayoría, se esperan para marzo.
Entre las deudas que no se “pagan”, Rosario sigue sin contar con un festival de teatro propio que revele su vasta y rica producción, del mismo modo que aún se adeuda la creación de una Comedia Municipal que, a través del teatro de repertorio nacional, se convierta en el puente hacia otras propuestas más alternativas y le de trabajo a los teatristas locales. También sigue del lado de las “deudas” que las salas oficiales La Comedia (municipal) y Lavardén (provincial) programen teatro rosarino durante todo el año, donde los elencos puedan hacer sus temporadas.
De 2011, vale el intento de Marathon y El malentendido, en La Comedia y la Lavardén, respectivamente, pero todavía no alcanza. Esos espacios deberían estar destinados al teatro local: la calidad que hoy demuestra el teatro independiente rosarino en todas sus variantes amerita el arribo definitivo de sus producciones a esas salas.